Autor: Umeboshi_heart
Traductora: AleLi
Parejas: MinJae (principal), YooMin, MinSu (unilateral), YunJae (unilateral), HoSu (sugiere)
Género: Angst, Lemon
Extensión: Serial
Advertencia: Lenguaje rudo, uso de drogas, muerte de personaje.
Sinopsis: Cuando te aferras a un precioso recuerdo, ¿sería lo mismo? La gente cambia, la gente olvida. Algunas personas encuentran esto algo más difícil de superar que otros.
**
CAPÍTULO 1
(Hasta que oyó un "clic".)
(Hasta que oyó un "clic".)
Kim Jaejoong era un hermoso joven de 25 años que se desvivía por su carrera.
'Desvivirse' era una palabra que sus colegas no podían aceptar sin protestar,
considerando que solo recibía más y más reconocimientos con cada día. Como uno
de los periodistas más buscados de su compañía actualmente, no sólo estaba más
que cualificado en la redacción de artículos de calidad conocidos por sus
descripciones llenas de pulcritud, profundidad y belleza. Kim Jaejoong también
tenía los ojos de un tasador. La revista en la que trabajaba era una de las más
prestigiosas del medio entre los amantes del arte, y él siempre pudo ver,
encontrar y sacar a la luz cada exclusiva - ya sea de pinturas, fotografías,
música, poesía - cualquier cosa, antes que otros periodistas. "Nunca
podremos llevar el ritmo de su paso feroz", dijo uno de sus colegas. Su
amor hacia todo lo relacionado al arte y su curiosidad fueron dos de las claves
para alcanzar su actual éxito.
Un adicto al trabajo eso era. Llegaba antes que nadie, estaba en la escena más
tiempo que nadie, y volvía a casa el último. Cada tema salido de su boca era
sobre arte, principalmente aquellos que más amaba, la pintura y la música. En
la interpretación era un amateur, pero disfrutaba cubrir eventos musicales y
entrevistar nuevos talentos. Admiraba a los pianistas clásicos, ya que él sólo
podía reproducir melodías sencillas y no esas complicadas partituras. Cuando
los veía interpretar poniendo toda su alma y toda su mente en ello... Jaejoong
no podía evitar observarlos con los ojos de una chiquilla enamorada. A los
músicos les gustaba ser entrevistados por Jaejoong, el hombre tenía respeto y
fascinación por su obra, y cualquiera podía ver eso. Los artículos que escribía
siempre tenían reacciones positivas.
"Ya sabes, un montón de lectores piden tus artículos." Dijo el Sr.
Bung, su jefe, un día. “Buen trabajo hasta ahora, Kim." Le ofreció una
taza de café la que Jaejoong aceptó con un gesto agradecido.
"Ha sido un placer, señor. Al fin y al cabo todo lo que escribí lo hice
encantado" Se puso de pie mientras recogía sus papeles y pertenencias,
preparándose para ir a casa. Su editor nunca fue alguien que se conformara con
una simple charla, así que Jaejoong debía escapar antes de que abriera la boca
y no parara de hablar. Demasiado tarde.
"¿Clásica, eh? Nunca pude entender cómo te las arreglas para mantenerte
despierto durante horas escuchando esa mierda. ¿Qué hay de bueno en algo que ha
sido repetido cientos de veces? Eran exactamente lo mismo desde…¿hace
siglos?" El Sr. Bung se burlaba, pero Jaejoong ni siquiera se molestó en
responder. Se había acostumbrado al viejo, después de todo lo que le gustaba
era lo que le gustaba y nadie podía cambiar eso. "¿Qué tiene de divertido
la música si ni siquiera puedes cantar o bailar con ella? Pero sí, de alguna
manera muchos lectores nos esperan, o para ser más precisos, te esperan por ello".
El Sr. Bung sacó un boleto. Jaejoong parpadeó ante lo que veía - una entrada
para un festival de música clásica. Muchos talentosos pianistas estarían allí.
Reconoció algunos nombres que resultaron ser sus favoritos, algo que un tipo
tan plano llamado Bung jamás podría comprender. Respondió que sólo se trataba
de quien tenía las partituras más interesantes para interpretar.
Jaejoong rápidamente cogió la entrada y la guardó en el bolsillo de su
pantalón.
"Sé que estás emocionado pero no he oído ningún agradecimiento de tu
parte".
“Gracias, señor. Me aseguraré de demostrarle que soy el hombre adecuado para
esto." Jaejoong se alejó, dejando al viejo jefe en la sala de su oficina
tenuemente iluminada.
*
*
Para el exitoso joven periodista, su pequeño pero lujoso apartamento, nunca
pudo sentirse como un hogar. ¿Cómo podía pensar en el lugar como su hogar
cuando él sólo lo utilizaba para dormir?
Encendió la luz tenue, revelando el totalmente blanco mobiliario y la pared
llena de costosos cuadros. Un piano de color blanco crema estaba bellamente
ubicado en la esquina, luciendo tan solitario como recordaba. Acarició el
asiento recubierto de cuero y se sentó en él. Quitó el paño de terciopelo rojo
que cubría el teclado, y tímidamente comenzó a tocar algunas notas.
(Ii Aenakutemo ...)
Está bien si no podemos vernos
(Aitai, kono kimochi dake de ii kara)
Te echo de menos, es suficiente con tan sólo este sentimiento...
La dulce y entrecortada voz llenaba el aire.
(Kaze ni natte sotto tsutsumitai)
Quiero ser el viento y envolverte suavemente
(Kimi ga iru sekai ni sugu tondeyukitai)
Quiero volar al mundo en el que tú estés…
Un suspiro.
(Kara Matteru, tada wasurenaide...)
Estaré esperando, solo no me olvides…
La soledad lo invadió como la última nota hizo eco por toda la sala. Una
silenciosa sala, donde el sonido del refrigerador malogrado del chico no podía
escucharse más...había llamado a alguien para repararlo un día antes, y
lamentaba haberlo hecho. Ahora debía aprender a lidiar con el silencio, algo a
lo que ya estaba acostumbrado, desde el principio.
Caminó hacia el estante de CDs y sacó un disco de T-Pain. Jaejoong no tenía
prejuicios para la música, él escuchaba todo aquello que le gustara. Ya era
hora de mandar su glamorosa colección de Judy and Mary a descansar y poner hip
hop para avivar el ambiente. Después de esto, se tiró sobre el sofá sin
siquiera molestarse en cambiar de ropa.
*
*
La sala estaba repleta por una multitud de personas, entre ellas famosos
críticos de música, así como gente común y corriente. Jaejoong agradeció a su
jefe por el agradable asiento en la segunda fila desde donde podía ver las
expresiones de los pianistas, así como la forma en que sus dedos bailaban con
gracia sobre el teclado. Lamentablemente, además de los pianistas que eran los
favoritos de Jaejoong, el resto eran novatos cuyos estilos no tenían nada de
especial y sólo se limitaban a imitar las obras de los ya famosos pianistas.
Eso, más la falta del sueño de anoche, hicieron cabecear al joven periodista
que intentaba con todas sus fuerzas ocultar sus párpados soñolientos. Casi
decidió abandonar la sala en silencio para no lastimar los sentimientos del
pianista durmiendo durante su actuación, cuando se percató del parloteo entre
el par de emocionadas chicas sentadas a su lado.
"¿Es el siguiente?"
"¡Dios estoy tan emocionada que casi mojo mis pantalones!"
"No puedo creer que en verdad hayamos venido a este aburrido concierto de
piano por él... No es que me arrepienta pero... "
Oyó el característico chillido propio de las chicas.
"Oppa debería ser una estrella en lugar de un pianista..."
"Por supuesto con ese cuerpo maravilloso que tiene...¡pero entonces sería
menos cool...!"
"No, sería más cool, grandioso en el baile y tocando el piano..."
Jaejoong entrecerró sus ojos, sintiéndose obligado a tolerar lo que estaba
dentro de la cabeza femenina. Casi esperaba que el siguiente pianista fuera un
aspirante sin talento con la imagen de una estrella pop por lo que se preparó
para irse de una vez. Pero entonces, un tipo alto, delgado, de cuerpo
tonificado en un ceñido traje de corte italiano apareció en el escenario y se
inclinó ante el público. El tipo se le hacía familiar y Jaejoong se esforzó por
recordar mientras el pianista se sentaba con elegancia frente al piano y tocaba
la apasionada pieza que Jaejoong conocía tan bien.
Op.66 de Chopin, Fantasie Impromptu
El periodista sintió los vellos de su cuerpo erizarse. Había visto a mucha
gente darlo todo en esa pieza, pero este pianista lo hizo con tal intensidad y
a su propio ritmo, más lento, más calmado, y al mismo tiempo más apasionado de
lo habitual.
Sintió sus ojos humedecerse y cruzarse accidentalmente con los del pianista,
haciendo crecer su interés. Jaejoong no se dio cuenta que la pieza estaba a
punto de terminar hasta ver al pianista sonreírle con la comisura de los
labios. Se puso de pie y se inclinó ante el público una vez más al igual que
los otros pianistas, pero siendo hasta el momento el que recibió los más
calurosos aplausos y por supuesto la mayor cantidad de chillidos femeninos.
Muchos pianistas aparecieron después de él, pero el periodista había perdido la
concentración, tratando de recordar al rostro familiar tocando su pieza
favorita. En ese momento el espectáculo llegó a su fin.
Jaejoong sacudió su cabeza para quitarse la somnolencia de encima y sacó una
nota y un bolígrafo, tratando de escribir su opinión acerca del espectáculo,
mientras esperaba que la fila que obstruía la puerta de salida desapareciera.
Le tomó mucho tiempo escribir, terminó siendo la única persona que quedaba en
la sala, aparte de los encargados de la limpieza y el personal del edificio.
Una mano le palmeó el hombro y le hizo dar un grito de sorpresa. Volvió la
mirada y descubrió el rostro sonriente, del hombre en el que había estado
pensando en ese momento.
"Tanto tiempo sin verte, pensé que te habías ido".
Era el pianista de hace un rato. Jaejoong dejó escapar una risita nerviosa,
rascándose la parte posterior de la cabeza sólo atinando a mirar al hombre
delante de él con la boca abierta, una parte de él no esperaba que estuviera
allí, la otra sorprendida por su imponente aspecto.
“Bueno...por tu cara supongo que ¿no te acuerdas de mí...?" El pianista,
más alto que él, bajó la mirada y sonrió.
“Eres...Dios mío, eres..." Jaejoong intentaba citar aquel nombre que ya
estaba en la punta de su lengua, pero ningún sonido salió.
"Jung Yunho."
"Ah, ¡Yunho-sshi!" El tipo más bajo señaló al pianista emocionado.
“Bueno, ¡no me extraña que siguieras pareciéndome conocido! Whoa,…¿piano?
¿Quién lo hubiera imaginado...? Creí que estabas…¿¿no estabas loco por las
matemáticas??"
Yunho soltó una risa jovial mostrando una hilera de dientes perfectos,
enarcando las cejas al mismo tiempo que sus ojos tomaron la forma de finas
líneas. Su sonrisa era tan amable.
"¿Y a un monstruo de las matemáticas no le va el piano? Bueno, es un honor
que sepas algo así... Pensé que ni siquiera me recordabas..." Yunho frotó
uno de sus codos.
"Claro que te recuerdo, el Jung Yunho que volvía locas a las chicas con su
sonrisa de niño, demasiado ocupado con su libro de cálculo para darse cuenta
siquiera. Como chico te sentí una fuerte competencia contra mi desesperado ego,
así que era como que...no quería estar cerca de ti a menos de 5 metros poniendo el virus
nerd como una excusa...pero en realidad yo solo estaba celoso.” Los dos chicos
rieron de cómo el reportero podía admitir semejante cosa sin ningún tipo de
estrategia que le salvara de la vergüenza.
"¡Así que por eso me evitabas!"
"¿Te diste cuenta? No era mi intención, pero sí era un perdedor, que
odiaba la derrota..."
"Ah, no hay manera que Kim Jaejoong fuera un perdedor...el que conquistaba
a las mujeres con su legendaria “voz de azúcar”" El pianista sonrió
mientras los ojos del otro chico se abrieron como platos. Jaejoong se llevó la
palma de su mano al rostro para cubrirlo y sacudió la cabeza. “Omo omooooo “voz
de azúcar” no me hagas recordar eso ¡es vergonzoso!"
"Hmm...“voz de azúcar”, “cintura de diosa”, “piel de nieve”..."
"En serio ¡para con eso!" El reportero abofeteó suavemente el brazo
de Yunho, su rostro se sonrojó.
"Y una más..."
"Ni siquiera lo intentes..."
"El..."
"En serio Jung Yunho..."
"Puchero milagroso"
"¡¡¡YUNHO-SSHI!!!" Jaejoong no pudo ocultar su derrota y trató de
empujar al hombre con las dos manos, pero este las atrapó con cuidado antes de
que lo dejaran de mala gana. Jaejoong se limitó a sonreír, siendo la persona
cálida y sensible que era.
"Cuando lo hacías...profesores, chicas, chicos, encargados de limpieza,
seguridad caían de rodillas a tus pies y hacían todo aquello que pedías...hasta
filtrar las preguntas de los exámenes."
"¡Eres demasiado...!"
"De todos modos, ¿qué estás haciendo? Te ves…muy bien".
"Soy reportero de la revista...¿has oído de Beautiful Mind?"
"¿Reportero?"
"Periodista. Hago informes, escribo artículos, críticas...ese tipo de
cosas. "
"Wow...eso es realmente...inesperado". Yunho se rió entre dientes,
frotándose la nariz. "Siempre pensé que terminarías...siendo el centro de
atención en lugar de hacer el reportaje después...".
Jaejoong se echó a reír. “No, no, no...eso te lo dejo a ti...Tengo rodillas
débiles..."
"Sólo necesitas buenos dedos para tocar el piano, las rodillas no son
necesarias. Pero sí...Beautiful Mind es realmente prestigiosa. Sólo fanáticos
extremos del arte sumamente ricos, leen esas cosas...No puedo imaginarme el
ambiente de trabajo, de cualquier forma, ¿es diferente de otras revistas?"
"Hmm...No siento mucho la presión, me gusta mucho lo que hago. Amo las
pinturas, la música, la fotografía...Me dan la oportunidad de ver todo eso
continuamente, yo escribo lo que pienso acerca de esto y la gente me paga por
ello, ¿no es vivir tu vida del modo más fácil?"
"¿Sabes qué? Creo que debemos intercambiar números, realmente me
encantaría verte en alguna parte y saber más sobre eso..." Yunho sonrió
tímidamente mientras Jaejoong ocultaba su risa con la palma de su mano.
*
*
Habían salido varias veces desde su reencuentro. Jung Yunho era un chico muy
tímido, Jaejoong podía recordar vagamente cómo el monstruo de las matemáticas
acomodaba sus gafas cada vez que se ponía nervioso y cómo siempre tuvo un
asiento en la primera fila. Las chicas de su escuela tenían esta fascinación por
el misterioso chico, y mientras los muchachos decían que Jung Yunho era
espeluznante, las chicas se volvían locas cada vez que Yunho pasaba junto a
ellas. Siempre decían cosas acerca de Jung Yunho como que era "realmente
bueno" y "se preocupaba por los demás", pero los chicos rara vez
reconocen las cualidades de otros chicos".
Quizá por eso Jaejoong se dio cuenta que estaba interesado en los chicos.
Porque él era uno entre la multitud observándolo, pero lo negaba, actuando como
si lo odiara.
Bingo, tremendo mentiroso.
Fue una tarde cuando Yunho invitó a Jaejoong a su lugar de trabajo, un mes
después de reencontrarse. Habían estado en contacto desde entonces. Al parecer,
Yunho era terapeuta en una casa de rehabilitación, donde escuchaba a los
drogadictos soltar la mierda de su vida, y les animaba a hacer algo mejor que
dañarse a sí mismos. Fue aún más sorprendente para Jaejoong saber que el piano
era sólo su pasatiempo, siendo su mayor pasión la psicología. Sentía una gran
satisfacción cuando lograba hacer que la gente, joven sobre todo, encontrara lo
mejor de cada uno y sus talentos propios. Sentía la más grande satisfacción y una
felicidad indescriptible cuando volvían a Yunho después de un tiempo, diciendo
que la vida era más hermosa así con la mirada.
Los dos chicos caminaron juntos a través de un largo corredor con jardín a un
lado y cuartos al otro. Cuadros y carteles con bellas palabras alineados
perfectamente en la pared que cortaba la distancia entre puerta y puerta.
Algunas habitaciones tenían ventanas y se podía ver a través del cristal. Los
residentes eran principalmente chicos de 15-20 años de edad, también había chicas
y algunos pocos eran adultos.
"Creí que era muy difícil para los drogadictos, verdaderamente..."
Jaejoong susurró pasando la mirada a través de los cristales, por los que se
podía ver grupos de gente haciendo actividades grupales como pintar, tocar la
guitarra, leer libros. Todos ellos eran adictos a las drogas que trataban salir
de sus autodestructivos pasatiempos.
"Así es, sobre todo cuando otras personas son las más interesadas. Aquí, a
menudo aceptan jóvenes que fueron enviados por su familia sin su
consentimiento, o adolescentes que han entrado y salido de la cárcel. A veces,
el tribunal decide que deben someterse a rehabilitación. Algunos de ellos
todavía tienen malos pensamientos, no quieren dejar de consumir drogas desde el
fondo de su corazón, así que es difícil. A menudo aceptamos a la misma gente
una y otra vez porque recaen después de dejar la rehabilitación. Pero si hay
una fuerte voluntad de dejar las drogas desde el fondo de sus corazones, no es
imposible. La gente puede cambiar." Yunho explicó con entusiasmo a lo que
Jaejoong asintió seriamente. No podía influir en la gente, ni tenía la
paciencia para escuchar a mocosos llorones que no podían valorar sus propias
vidas.
Una adolescente corrió hacia ellos y al ver a Yunho, aceleró el paso y se tiró
sobre él, abrazándolo firmemente. "¡Yunho oppa!", Exclamó con
alegría. La chica tendría 14 años, y Jaejoong se preguntaba cómo pudo arruinar
su vida a tan temprana edad, ella estaba en la edad para babear sobre el poster
de una estrella pop o seguirlo en cada concierto. Eso era mil veces mejor que
meterse en vicios. Cuando Jaejoong tenía su edad estaba muy ocupado negando que
coleccionaba discos de H.O.T. y las revistas de Men's Health.
"Hyejin...¿está todo bien por aquí?"
La muchacha negó con la cabeza. "No, porque usted ha estado ausente mucho
tiempo. No es que no quiera a Jihoon oppa como mi consejero, pero habla
demasiado. Prefiero tener a Changmin oppa escuchándome”.
Changmin. Los ojos de Jaejoong se suavizaron al oír el nombre. Memorias
de la infancia. Las mejillas suaves, las curiosas orbes marrones, los
comentarios sarcásticos. Trece años pasaron y el chico había conocido a varias
personas con el nombre de Changmin, ya que era un nombre común en Corea. En su
secundaria hubieron dos Changmin, uno de ellos fue Park Changmin, que era
molesto y le gustaba jactarse de la riqueza de su familia. El otro era Lee
Changmin, que sufría de pubertad retrasada. Así que, como presidente
responsable de la clase, Jaejoong tuvo que llevarlo a rastras a su banda para
darle popularidad, hasta que lo echaron porque no tenía oído para la música. Y
hubo un Bae Changmin de sus días universitarios, tan apuesto y amable, que se
le declaró a Jaejoong un día. Jaejoong se preguntaba a menudo si su Changmin se
había convertido en un hombre tan hermoso como ese.
Al pasar el tiempo, la cara de Changmin se desvaneció de su memoria visual.
Jaejoong se sentía muy mal cada vez que trataba de recordar el rostro del
muchacho, pero no podía recrearlo exactamente. Recordaba su silueta pequeña, el
pelo corto y los zapatos rotos, pero su rostro estaba siempre borroso. Jaejoong
odiaba eso.
La niña llamada Hyejin los dejó con un mohín cuando Yunho le dijo que
continuara lo que estaba haciendo anteriormente.
"¿Jihoon-sshi y Changmin-sshi son consejeros como tú?", Preguntó
Jaejoong.
"Jihoon sí, pero Changmin es uno de nuestros niños que por cierto ha
mostrado un avance sorprendente. Había terminado su pena de cárcel de 1 año y
medio, pero luego se descubrió un poco tarde que los otros presos le daban
drogas a menudo, incluso en la cárcel, por lo que todavía era un adicto. No sé
los detalles, pero de alguna manera el tribunal decidió por él que se quedara
aquí. Damos informes sobre su recuperación y si sigue así, será liberado por
completo...incluso de la observación, quiero decir. Al parecer, lo está
haciendo bien por lo que estará pronto en libertad. Ah, ese es el muchacho.
¡Changmin-ah!" Yunho saludó al chico con la piel bronceada, tan alto como
él. El chico notó a Yunho y se acercó con una sonrisa en el rostro. Llevaba un
suéter y una camisa sin mangas, revelando sus brazos tonificados. Conforme el
joven se acercaba más, Jaejoong se dio cuenta que no tenía una típica cara
coreana, se parecía más a un tailandés o tal vez a un mexicano. Su figura
delgada y los pómulos altos podrían hacerlo parecer un modelo de pasarela
europea, si sólo fuera más blanco.
"Yunho Hyung...¿trajo un amigo hoy?" El joven saludó cortésmente y le
sonrió a Jaejoong. Jaejoong le devolvió la sonrisa.
"Este es mi amigo de la secundaria, Jaejoong. Jaejoong, este es Changmin.
Ha estado aquí por 6 meses y terminará el programa la próxima semana."
"Buenas tardes Jaejoong Hyung..."
Los dos chicos se dieron la mano. Jaejoong alcanzó a ver la parte interna del
antebrazo del chico y vio algunas marcas, las típicas marcas que los
drogadictos se hacen cuando la ansiedad por los restos de sustancia que quedan
en su sangre los desespera. El chico se dio cuenta que Jaejoong miraba las
marcas y sonrió con timidez. "Yo fui tan estúpido." Dijo.
"Deja de pensar tan mal de ti mismo, Changmin-ah...todos cometemos
errores." Yunho le palmeó el hombro. "Entonces, ¿cuál es tu plan
ahora?"
"En realidad una de mis tías confía en mí lo suficiente como para dejarme
trabajar en su tienda...así que si es posible me gustaría pedir permiso al jefe
para que me deje ir por un rato esta tarde. Mi primo me va a recoger, me
aseguraré de volver aquí mañana por la mañana. Mi tía...ella necesita ayuda con
los muebles en la nueva tienda, y mi primo es el único ayudante que
tiene...¿cree que al jefe le importaría, Yunho-hyung?”
Jaejoong no pudo contener su sonrisa. Había algo lindo con la forma en la que
el chico hablaba.
“Vas a estar aquí mañana por la mañana, ¿verdad? Bueno, supongo que no hay
problema, voy a convencerlo de que te de permiso. Te irás pronto de todos
modos, no tiene sentido ser demasiado estrictos contigo."
Los ojos de Changmin se agrandaron felizmente, agarró las manos de Yunho con
gratitud. "Oh Hyung, ¡eres el mejor! ¡Me aseguraré que sea la primera
persona a la que invite cuando tenga mi primer sueldo!"
"Estaré esperando por eso, y no te olvides de visitarnos de vez en cuando..."
"Ah Hyung, sigue faltando una semana, ¡suena como si ya me
extrañara!" Los dos chicos se rieron. Jaejoong no podía creer que un joven
tan hermoso como Changmin alguna vez fuera un adicto a las drogas, y un
prisionero. Supuso que las drogas no elegían a su víctima. Eso, o Yunho y sus
colegas eran simplemente unos expertos en curar a la gente y ayudarles a
descubrir lo mejor de sí mismos. El joven los dejó, Jaejoong le devolvió el
saludo cuando el chico se despidió alegremente.
"Que joven tan hermoso...Nadie se imaginaria que alguna vez estuvo preso.
¿Qué edad tiene?"
"Alrededor de...18 o 19, creo. Sí, lo imagino, sufrió los rigores de la
cárcel cuando sólo tenía 16. Él estaba muy grave, si no fuera por su firme
determinación no lo hubiera logrado. Su actitud es realmente buena, puede
socializar bien, y es realmente productivo. Algunos de los cuadros que están
aquí son sus creaciones. Por su mirada podemos decir que realmente está
arrepentido de su error y tiene una fuerte voluntad de cambio. Espero que pueda
continuar con su descuidada educación..."
Más o menos de la misma edad que Changmin. Ahora que lo pienso, Changmin
podría verse así cuando creciera.
"¿Jaejoong? ¿En qué piensas?" Los pensamientos de Jaejoong se
desvanecieron cuando Yunho le miró con ojos curiosos.
“En nada importante. Bueno...él me recuerda a mi amigo de la infancia, que
tendría aproximadamente su misma edad. Su nombre era Changmin. Shim
Changmin."
"¿En serio? El chico es Shim Changmin también, ¿seguro que no es él?
"
Jaejoong sintió los latidos de su corazón detenerse.
¿Podría ser…?
*
*
Jaejoong arrastró sus aletargados pies a lo largo del estrecho callejón de
Seúl, era ya muy pasada la noche pero no podía dejar de pensar en lo que
sucedió aquel día. Yunho se había ofrecido a llevarlo a casa antes, pero
Jaejoong se negó cortésmente. Necesitaba dar un paseo sin preocuparse por la
hora o por la dirección que tomaría, buscando un lugar tranquilo para hundirse
en lo profundo de sus pensamientos. Era un hábito. Tomaría un bus al azar y se
dirigiría a cualquier lugar que quisiera y cuando estuviera perdido y cansado,
solo tomaría un taxi.
Le molestaba cómo seguía sin poder recordar la cara de Changmin con precisión.
Recordaba un par de labios agrietados. Recordaba un par de ojos asimétricos
cuando el pequeño se echaba a reír. Pero los detalles de la cara de Changmin en
su memoria siempre estuvieron borrosos. Después de todo fue hace 13 años.
Todavía conservaba el peluche de conejito con él, pegaba los bordes una y otra
vez para que se mantuviera intacto pero seguían despegándose. Su madre lo
miraba con ojos un poco tristes y nostálgicos cada vez que visitaba el
departamento de Jaejoong.
Hijo mío...sigues conservándolo...Changmin-ah...era un buen chico...Me
pregunto si está haciendo bien las cosas.
Shim Changmin. Shim Changmin. Shim Changmin. Jaejoong se esforzó por recordar
cuántas veces había leído ese nombre, el número de personas con el mismo
nombre, se sintió como navegando por Internet, contando cuántos Shim Changmin
estaban allí en Corea. Maldita sea este país y su escasa variedad de apellidos.
Jaejoong se detuvo cuando vio a unos tipos de aspecto sospechoso envueltos en
abrigos negros reunirse en la esquina detrás de la salida de un restaurante.
Rápidamente se hizo a un lado y se escondió detrás de la incineradora que
estaba cerca a él, siendo cauteloso ya que podría presenciar una reunión de
delincuentes o mafiosos. O tal vez sólo un grupo de chicos malos, pero no
sentía la necesidad de saberlo. Aún así, debido a su curiosidad de reportero,
oyó algo de la conmoción.
“...chico malo..."
“Así que...dejaste ese lugar,…¿te creyeron fácilmente?"
"A quien le importa…algo de eso..."
Jaejoong no podía oír ni ver bien ya que estaba bastante lejos de ellos y todos
los chicos hablaban al mismo tiempo. Trató de aclarar su vista y casi creyó que
sus ojos le engañaban al ver que el joven en rehabilitación, Changmin, era uno
de ellos. Temeroso de que el muchacho pudiera verlo, Jaejoong ya no intentó
mirar y se escondió por completo detrás de la incineradora. Muy pronto, oyó el
murmullo ralentizarse, parecía como si la multitud se hubiera despedido. Luego
echó un vistazo de nuevo, y por suerte, Changmin era el único que quedaba allí.
Siguió mirando al chico.
¿Qué está haciendo?
Vio al muchacho acercarse en su dirección. Jaejoong contuvo el aliento justo
cuando el chico se movió a un lado y se apoyó en la pared, precipitándose sobre
algo. Ahora que estaba más cerca de Changmin, Jaejoong podía ver que su mirada
era la de un león hambriento listo para atacar a su presa. El chico abrió una
pequeña bolsa de plástico bruscamente y sacó el contenido: una jeringa y una
botella de algo líquido. Jaejoong no tenía que leer la etiqueta para adivinar
qué era eso. Sin esperar más, salió de su escondite, sobresaltando al muchacho
que estaba a punto de disfrutar de su silenciosa fiesta privada.
"En serio, ¿cómo has podido engañar a Yunho así…?" La voz de Jaejoong
estaba tranquila, su voz sonaba más suplicante que acusadora. Changmin abrió
los ojos en estado de shock al reconocer al tipo delante de él. Dejó caer los
artículos que le proporcionarían placer al suelo. "Jae…¡Jaejoong
Hyung!"
"Pensé que estarías supuestamente con tu tía, ¿ayudándola con los
muebles?"
Supongo que este chico está peor de lo que pensaba.
"Yo...yo..." El chico tartamudeó. Parecía a punto de llorar, no supo
qué decir cuando sus obvias mentiras fueron descubiertas. Mientras más lo veía,
más recordada los detalles de la cara de su Changmin...Lo sorprendió realmente
sentirse así. Vio un par de labios agrietados tartamudear. Vio unos grandes
ojos redondos, los mismos ojos grandes y redondos. Su corazón latía cada vez
más rápido dándose cuenta de cómo este Changmin se parecía a su
Changmin...Sintió sus rodillas débiles, se resistió a la tentación de echarse a
los brazos del muchacho, sólo porque le recordaba mucho a su Minnie. Su dulce
Minnie. Pero se dio cuenta que no era apropiado ser cursi en ese momento, así
que siguió hablando.
"Él cree en ti, ¿sabes? Él te elogia mucho, tiene mucha fe en ti..."
Jaejoong se acercó al chico debido a la falta de respuesta. El muchacho no
podía soportar mirarlo de nuevo. Jaejoong suspiró. "Oye, no me gusta
interferir en los asuntos ajenos, no me importa el futuro de los jóvenes de
Corea o lo que sea, pero Yunho es mi amigo y no quiero que sea tratado como un
tonto. No tengo más remedio que decirle".
"¡No...!", Gritó el muchacho, con ojos suplicantes. A Jaejoong le
dolió mucho verlo así. Trató de mantener la calma y sus pensamientos en orden,
ya que debía ser firme en su decisión. "Por favor no le digas a Yunho
Hyung..." El muchacho puso sus manos sobre los hombros de Jaejoong y se
inclinó hacia adelante, cuando Jaejoong miró directamente a sus desesperados
ojos. El corazón de Jaejoong latía más rápido al ver el rostro tan cerca, a
sólo unos centímetros del suyo.
Mi Changmin...Te pareces a él...
"No fue mi intención...no sé cómo...Ya estaba en la casa de mi tía, y tomé
el teléfono...Fue...fue tan difícil, Jaejoong Hyung...Una vez que esto te
destruye...sentí como si el dolor que había pasado por ahora se estuviera repitiendo
una vez más, las ganas por esto...Y también me amenazaron...Dijeron que irían a
la tienda de mi tía y le harían cosas malas...No sé Hyung, estaba
confundido...entonces cuando vi esto de nuevo, fue como...¡¡no sé!!"
Changmin dejó caer su cara en la palma de la mano sollozando violentamente, sus
hombros temblando. El mayor sintió que su corazón se rompía en pedazos.
¿Debería preguntar...? ¿Podría ser que seas mi Changmin…?
Jaejoong no pudo soportarlo más, envolvió sus brazos alrededor de los temblorosos
hombros, sintió su aliento estremecerse al dejarlo salir. El muchacho lo dejó
estrecharlo sin ningún tipo de reticencia, temblando en el abrazo del mayor.
"No quiero decepcionar a Yunho... fue tan amable conmigo...me siento tan
mal por haberlo engañado así..."
"Changmin-ah..." Jaejoong sintió su previa resolución disiparse. “Lo
sé...Lo siento, no quise amenazarte...escucha, podemos resolver esto, estoy
seguro que Yunho comprenderá…" Jaejoong frotó la espalda del muchacho.
Cuando este levantó el rostro Jaejoong vio un par de ojos llorosos. El par de
ojos lo miraban directamente, tan hermosos, tan inocentes, tan...Changmin. El
periodista sintió que estaba perdido dentro de esa mirada, no podía controlar
sus dedos, que parecían moverse por sí mismos acariciando las mejillas color
canela. Supo que debía estar soñando cuando sintió la misma suavidad de la
mejilla del pequeño Changmin, porque era imposible.
"Jaejoong Hyung..." El muchacho más joven entrelazó sus dedos
delicadamente con los del mayor, sus ojos turbados, acercándose al rostro de
Jaejoong.
Jaejoong no sintió sus piernas cuando el más joven lo besó suavemente. Pensó
que podría estar alucinando. Sabía que no estaba bien, pero no tuvo la fuerza
para rechazar al muchacho que presionó sus labios con más firmeza, animando a
los suyos a separarse. Jaejoong trataba de no cerrar los ojos al mismo tiempo
que sus bocas se fundían en un húmedo beso, pero se sentía tan bien que sin
darse cuenta se estaba perdiendo.
Hasta que oyó un "clic".
El calor de Changmin desapareció de súbito, una risa histérica y chillona
llenaba el aire. Todo sucedió tan rápido, el cerebro del mayor estaba demasiado
aturdido como para procesar lo que estaba pasando.
"Oh, Dios mío...en serio, Joongie ajajajaja…" El drogadicto estaba
riendo como loco, una mano masajeando el espacio entre sus cejas, la otra
conteniendo su estómago. Su cuerpo temblaba con cada carcajada como si
estuviera viendo una comedia americana muy mala.
¿Qué…?
El cuerpo de Jaejoong se estremeció, sólo mirando a la figura delante suyo con
incredulidad mientras al chico se le hacía difícil dejar de reír.
"¡¡Qué diablos es esto, Changmin!!"
"Oh mi...Joongie..." Changmin examinó la pantalla de su teléfono
celular con sus asimétricos ojos, sin dejar de reír. Mostró la pantalla a
Jaejoong con una orgullosa sonrisa. Jaejoong no podía creer lo que veía, cuando
el retorcido drogadicto lo besó, en realidad fue lo suficientemente rápido como
para sacar un teléfono con cámara y tomar una foto de ellos besándose de
perfil. "Parece que lo estás disfrutando de verdad...por cierto, ¿tus
colegas saben que eres gay…?"
"¡Tú…! ¡Cómo te atreves…!"
"¿¡No lo saben!?"
Jaejoong apretó los puños, su cuerpo temblaba, su sangre hervía. Tenía ganas de
vomitar. "Tú…¡estás enfermo!" Sintió como si un millón de agujas le
atravesaran el pecho, cómo pudo ser tan estúpido...
Changmin fingió una expresión de dolor. "Yunho me habló de ti una o dos
veces, ¿sabes…? Dijo que trabajabas en una prestigiosa revista. Mmm...solo
espero que sean de mente muy abierta como para que tu reputación no esté en
riesgo..."
"¡¡¡Ahórrate esa mierda y dime qué diablos quieres!!!" Este tipo
es increíble. Está loco. ¿Cómo alguien puede besar a una persona así sólo para
ponerle una trampa?
"Escucha." Changmin paró de reír, tornándose muy frío y oscuro.
"No me dejas otra opción. Mantendrás la boca cerrada acerca de lo que has
visto, o yo podría hacer lo que quiera con esta imagen. Y créeme, soy creativo.
Si no te agrada la idea de que tus colegas descubran tu homosexualidad, yo
podría mostrárselo a Yunho...con mi cara de adolescente loco de amor,
diciéndole que estábamos juntos, besándonos bajo la luz de la luna,
mordiéndonos, tocándonos, acariciándonos, y todos los detalles jugosos...O quizá
no, Yunho es demasiado puro podría tener un ataque al corazón." La cara de
Jaejoong ardía mientras el muchacho seguía hablando descaradamente. Sintió
náuseas.
“¿Y crees que Yunho…?"
"Kkkkkk...Estoy bastante seguro de que lo conozco mejor que tú. El tipo me
ama demasiado como para siquiera declarar “Pero yo también amo demasiado a
Jaejoongie", ingenuamente podría desearnos lo mejor, pedir por nuestra
felicidad y llorar en una esquina...Pobre Yunho, no me gustaría hacerle daño,
pero sí..."
"Tú...estás loco..."
¿Cómo siquiera pude pensar que él era Changmin? ¿Cómo? Me siento tan
estúpido...
"Bueno, por supuesto, puedes decirle lo que quieras, pero ¿puedes
garantizar que va a creerte más a ti que a mí? Incluso cuando mi plan no
funcione, no se te olvide que todavía puedo pensar en muchas maneras de
utilizar esta foto. Piensa en ello."
El muchacho se fue con un resoplido, pasando al lado de Jaejoong raspando su
brazo con fuerza. El periodista aún no podía creer lo que acababa de ocurrirle.
Seguía mirando la misma pared grisácea incluso después de que el muchacho
desapareció.
Una cosa era segura, esa bestia perversa definitivamente no era su Shim
Changmin.
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