Autor: Umeboshi_heart
Traductora: AleLi
Parejas: MinJae (principal), YooMin, MinSu (unilateral), YunJae (unilateral), HoSu (sugiere)
Género: Angst, Lemon
Extensión: Serial
Advertencia: Lenguaje rudo, uso de drogas, muerte de personaje.
Sinopsis: Cuando te aferras a un precioso recuerdo, ¿sería lo mismo? La gente cambia, la gente olvida. Algunas personas encuentran esto algo más difícil de superar que otros.
**
CAPÍTULO
4
(“Me lo llevo porque eres un niño
malo.”)
“Pero Hyung…lo que hacemos…¡se llama
hacer el amor!”
“¿De qué estas hablando? Es sexo. Instinto de satisfacción.”
Vio los ojos del muchacho llenos de lágrimas. Lo vio de rodillas, suplicando
desesperadamente. Un ligero sabor a sal se dosificó por toda su lengua,
penetrando cada papila, demasiado doloroso para soportarlo. Quedando grabado
incluso después que el muchacho desapareció de su vista. Mordió su lengua con
disgusto, intentando desterrar el horrible sabor. Se dejó llevar, dejó a la
otra persona venida de algún lugar tomar el control, dejándolo descubrir un
mundo desconocido, la parte olvidada de sí mismo.
Una sonrisa brotó mientras el pincel bailaba, tornando ese amargo y oscuro
mundo en una nueva forma de música al chocar el vino contra su paladar. Sus
pupilas se dilataron, quería descubrir el paraíso, quería saborear los colores…
*
*
“…Pobre muchacho…¿si ellos…él…?”
“Esto nun… –ber pasado…”
“Está demente,…endo de hambre…”
“…sufrió…”
Los vagos sonidos de gente conversando y el aroma del antiséptico lentamente
arrastraron al muchacho a la realidad; la deslumbrante luz lo cegó al parpadear
para abrir los ojos. El terrible dolor torturaba todas y cada una de las
articulaciones de su cuerpo, sentía su cabeza ser aplastada por un martillo.
Gimió.
“Changmin-ah…¡Gracias a Dios estas vivo!”
Una señora vestida con buen gusto y a la moda lo recibió con una cálida sonrisa
en su rostro, alargando una mano para tocarlo. El muchacho dio un respingo y
sintió sus huesos crujir por todo su cuerpo. Aguantó el dolor y miró a la
señora con sospecha, mientras ella le devolvía la mirada con lástima y
comprensión.
“Oh no, no temas…estás a salvo ahora.” Un hombre a su lado, le sonrió al
pequeño.
“Van a pegarme y encerrarme en ese cuarto de nuevo, ¿cierto…? El muchacho
preguntó con incredulidad, el miedo se podía sentir en su voz. Estrujó la
cobija fuertemente.
“Hijo mío, créenos…no—“
“Sr. y Sra. Park, el doctor desea hablarles”. Una enfermera vestida de blanco
lo miró y esbozó una sonrisa para él antes de cerrar la puerta. El hombre
revolvió el cabello del niño con ojos llenos de seguridad. “Espera aquí, ¿está
bien?” dijo. Entonces se apresuró a abandonar la habitación seguido de la
señora.
El muchacho observó todo su alrededor –el blanco techo, la blanca cortina y
muchos envases llenos de un liquido transparente conectados a sus muñecas por
delgadas vías. Sus piernas se sentían pesadas, no podía levantarlas. Examinó
sus brazos, sintiéndose un poco sorprendido por la cantidad de sangre que
empapaba el vendaje que lo envolvía. Sus brazos se veían más pálidos y pequeños
comparados a la última vez que los vio. La superficie de su piel estaba al
descubierto marcada con azuladas manchas aquí y allá. La ansiedad ocupaba la
boca de su estómago.
La puerta se abrió, revelando a un tipo alto con el cabello ondulado largo
hasta los hombros, holgada camisa blanca y pantalones de mezclilla. El muchacho
pensó que era uno de esos jóvenes universitarios que salían en la TV.
“Hello…” se dirigió hacia el muchacho y se sentó en el borde de su cama, una
leve sonrisa en su rostro.
“¿Vas a pegarme también, cierto…? El muchacho preguntó de nuevo, su voz
temblando. Sin poder dejar la paranoia.
“¿De qué estás hablando? Nadie va a golpearte…” El tipo enarcó sus cejas; su
voz era profunda, gentil y segura. “La gente siempre me pega…la última fue esa
mujer mala que todos decían era mi tía…”
“No hay tal señora, cutie…la única señora que estuvo aquí fue la que vimos hace
un momento ¿te pareció mala?”
El muchacho negó con la cabeza.
“Escucha.” El tipo con el cabello ondulado continuó. ”¿Recuerdas tu nombre?”
Rozó la mejilla del muchacho con la punta de sus dedos muy suavemente, formando
círculos. El muchacho quiso evadirlo pero se sentía tan reconfortante, que a
duras penas se movió.
“Soy Shim Changmin.”
“Así es. Eres Shim Changmin, solías vivir en una casa hogar, pero ahora eres mi
hermano adoptivo. Nadie te ha golpeado jamás, tus padres adoptivos te aman y te
tratan como a su propio hijo.” El tipo apoyó su mano en la de Changmin y la
masajeó afectuosamente. El muchacho entornó los ojos, muy en desacuerdo con la
explicación.
“P-pero…yo no tengo hermano ni padres adoptivos…cambio de casa de vez en
cuando, y—“
“Changminnie…de verdad no recuerdas, ¿cierto?” Se acercó a Changmin, los ojos
llenos de interrogantes.
“N-no entiendo…”
“Tuviste un accidente, cutie. Y ahora tienes…bueno, se llama amnesia.”
“¿Amnesia…?”
“Sí, significa que perdiste la memoria. Nos olvidaste, a tu familia…el doctor
acaba de explicármelo y estoy muy triste…"
El muchacho frunció el ceño y mordió sus labios al incomodarle un poco la
situación. Algo golpeó contra su pecho como advirtiéndole. “P-pero yo no perdí
la memoria, yo solamente no sé cómo llegué aquí en primer lugar, pero—“
“Son los efectos secundarios del medicamento, cutie. Estás imaginando cosas.
Tienes falsos recuerdos, como pesadillas, de gente maltratándote. Los recuerdos
se sienten tan reales como si fueran verdaderos, dijeron. Pero ahora que el
doctor ha dejado de medicarte, no pasarás por semejante pesadilla otra vez.”
El muchacho frunció el ceño aún más. “Estoy confundido…” Bajó la mirada,
estrujando su cobija. Hubo silencio mientras Changmin examinaba al tipo frente
a él antes de preguntarle, “Y-y…¿tú? ¿Quién eres tú…?”
“¿Ni siquiera me recuerdas…? El tipo parecía decepcionado.
“¿Te conozco?”
“En serio, casi me dio un infarto con el accidente y ahora resulta que me
olvidaste. Ya no me pongas más triste, Changminnie…Soy Yoochun, recuérdalo. Si
olvidas mi nombre aunque sea una vez juro que le daré a Harang los chocolates
que guardas en el refrigerador.”
“¿Quién es Harang…?”
“Oh Dios, lo has olvidado completamente todo excepto tu propio nombre. Escucha.
Tu nombre es Shim Changmin y eres un niño muy dulce, por eso decidimos
adoptarte hace unos años. Has estado viviendo con nosotros desde entonces. Mi
nombre es Park Yoochun, así que tu apellido es Park. No lo hemos cambiado
legalmente pero lo haremos pronto…Y Harang es nuestro perro, un compañero
realmente adorable y muy leal.”
Changmin parpadeó. “¿Perro…? ¿T…tengo un perro…?”
“Sip.”
“P-pero…” El muchacho no podía creer lo que estaba escuchando, sin embargo el
dolor de cabeza le impidió seguir protestando. Sólo se quedó en silencio,
incapaz de mirar al hermanastro que había surgido de repente frente a él.
Yoochun exhaló. “Sé que es difícil de creer…pero no pienses en nada ahora, sólo
duerme ¿está bien? Tu cuerpo lo necesita.” Se levantó y cubrió al niño con la
cobija, animándolo a acostarse. Hizo círculos en las mejillas de Changmin una
vez más y pellizcó suavemente la punta de la nariz del muchacho antes de dejar
la habitación.
Sus padres estaban esperando fuera, la preocupación dibujada en sus rostros.
“¿Estás seguro de que esta es la decisión correcta, Chunnie-ah?” La Sra. Park
le preguntó con inquietud, su voz por debajo de un susurro. Con sus manos
entrelazadas. “¿No estará más deprimido al saber la verdad…?”
“Mamá, esa desquiciada mujer lo golpeó y casi lo mató de hambre encerrándolo en
un armario por días. Ningún niño debería recordar esa situación.” El tono de
Yoochun era calmado, indiferente al de su madre, lleno de dudas.
“Pero el doctor dijo que la psiquiatría…” El Sr. Park razonó.
“No necesitamos a ningún psiquiatra, créanme. Los niños son vulnerables. Pueden
encontrar esto difícil de olvidar, pero son tan moldeables como la plastilina.
Solo actúen lo necesario, ciérrenle la boca al resto de sus parientes y
muéstrenle algo de amor, lo encontrarán en mejor estado pronto.”
La Sra. Park suspiró. “Chunnie…Me encantaría, pero sabes lo ocupados que
estamos con nuestro trabajo…”
“Entonces solo déjenmelo a mí.”
“Ah hijo mío…” La señora lo envolvió en sus brazos y le acarició la espalda.
“Eres un chico listo…si dices que esto es lo mejor por hacer, entonces no
tenemos más remedio que aceptar…pero…” pareció vacilar. “Puedo ver que el
muchacho es inteligente. Tarde o temprano lo descubrirá…”
“Él comprenderá que lo hicimos por su propio bien. Y para cuando lo descubra,
ya estará curado…” el tipo se liberó del abrazo y se apoyó en la pared detrás
suyo.
“No podemos quedarnos callados sabiendo lo que sucedió frente a nuestros ojos…”
añadió el Sr. Park. “Le diré a unos cuantos empleados que se encarguen del
papeleo y esas cosas…” sonrió. “Bueno, parece que ya no eres hijo único,
Yoochun-ah.”
Yoochun se limitó a sonreír como respuesta. Regresó a la habitación solo para
Changmin y encontró al muchacho mirando al techo con los ojos llorosos. Se
acercó al niño y se sentó a su lado, dejando algunos segundos pasar sin apenas
un sonido.
“¿Quieres decirme algo…?” Yoochun finalmente rompió el silencio.
Changmin aguantó el hipo. “De verdad ¿no fue…real…?” preguntó con duda en su
voz rota.
“No pareces muy contento…¿creí que dijiste algo acerca de una malvada señora
golpeándote en esa memoria...?” El tipo preguntó con cuidado. Secó una lágrima
de la comisura de los ojos de Changmin.
“Sí…pero…antes…hubo un Hyung…Jaejoong Hyung. Él era realmente muy bonito…su voz
y su piel eran realmente suaves…sus brazos eran realmente cálidos…” Más
lágrimas brotaron de sus ojos mientras los sollozos no lo dejaban continuar.
“…Cuéntame más sobre él…” Yoochun lo alentó.
“Le di un peluche realmente feo que hice…pero se lo guardó. Rara vez me decía
cosas lindas…pero cada vez que le pedía un abrazo nunca se negaba…” El muchacho
se frotó los ojos, sus hombros temblaban.
“¿Te gusta ser abrazado…?”
“Uh-uh…”
Yoochun se acercó y cuidadosamente envolvió a Changmin con sus brazos alrededor
de sus hombros presionando al chico contra su pecho. Acarició la cabeza del
niño con su palma callosa, sintiendo los sedosos cabellos de bebé hacerle
cosquillas entre los dedos.
“¿Te abrazaba así…?”
“No…su cuerpo era pequeño…”
“Cuéntame más sobre él entonces…”
Acurrucándose contra el pecho de Yoochun, Changmin tomó aire y continuó. “Lo
dejé sin decirle adiós…porque él lloraba fácilmente. Él de verdad lloraba
fácilmente…y no me gustaba verlo…”
“Lo sé, eres un niño de buen corazón…”
“Pero…pero…¿él no es real...?” El niño levantó la mirada para encontrar la de
Yoochun, suplicando por una negativa.
“Lo siento tanto cutie…”
“No puedo creerlo…se sentía tan real…lo recuerdo todo…¿Cómo puede…? ¿Cómo…?” el
niño escondió el rostro en el abrazo de Yoochun.
Yoochun abrazó al niño más fuerte, apoyando su mentón en la parte superior de
la cabeza del muchacho. “Changminnie…me duele tanto, ¿sabes…? Me olvidaste, nos
olvidaste…y lo reemplazaste con alguien que nunca existió para empezar…cutie,
me duele tanto…”
Los sollozos ahogados del muchacho se hicieron más fuertes. “…L-lo
siento…pero…pero…”
“Shh, no es culpa tuya. Es el medicamento...Mírame.” Yoochun tomó a Changmin
por los hombros y levantó la barbilla del muchacho para encontrar su mirada.
“Dame una oportunidad, ¿está bien…? Éramos tan cercanos, no quiero que esta
tragedia nos separe…el dolor que estás sintiendo justo ahora, prometo hacer que
se vaya…puedo hacerte feliz, trataré de ser el Hyung a quien más ames en el
mundo…pero por favor…olvida todas esa cosas que crees han sucedido. No son
reales, Changminnie…Sólo te herirán, y a mí también…“
Changmin no podía responder, las lágrimas eran más fuertes.
“Todo ha terminado, cutie…lo olvidarás. Lo prometo…”
*
*
Tres días antes de que se venciera el plazo y Jaejoong ni siquiera había
avanzado más de lo que había reducido la medida de su cintura. Estaba como
muerto en vida, su cara era la de un pez moribundo al que le faltaba el
oxígeno. Pasaba horas mirando al techo antes de frotar sus párpados hinchados.
Miraba a cierto peluche de conejito que estaba sobre el escritorio, lo tocaba,
aguantaba el hipo y aplastaba su rostro contra la almohada, rompiendo a llorar.
Trató de recuperar el ánimo al sintonizar la radio en su estación favorita en
un intento de escuchar algunas melodías felices, pero un grupo de chicos con
voz de tenor llenó el aire con una canción romántica a cambio:
Bye bye bye bye my love…Bye bye bye bye
my love…
Lanzó un grito y pateó la inocente radio, aunque pronto se arrepintió del
hecho. Y así lleno de pesar estaba. Se hacía a sí mismo demasiadas preguntas,
¿cómo pudo dejar ir a Changmin tan fácilmente esa vez? ¿Por qué no fue tras
él?, ¿por qué no lo encontró antes? ¿Cómo pudo encontrar nuevos amigos con
tanta facilidad sin hacer ningún esfuerzo por encontrarlo, dejándolo podrirse
como un recuerdo de la infancia cualquiera? ¿Acaso siquiera tenía derecho a
sentirse triste después de tanta ignorancia? Incluso se negó cuando Seunghyun
le ofreció explicarle la razón por la que Changmin había muerto. Pero entonces,
¿no sería por causas trágicas que alguien muriera a tan temprana edad? Jaejoong
recordaba el hecho que nunca dejaba de hacerle trizas los nervios acerca del
secreto de Changmin…lo último que necesitaba para completar las devastadoras
noticias era enterarse que el niño había muerto por maltrato infantil.
El periodista había roto un sin número de aparatos a la mañana siguiente cuando
los mensajes de texto de su jefe le hicieron darse cuenta, no tenía más remedio
que seguir adelante. Encontrando una manera de lidiar con su oxidado cerebro,
marcó cierto número de la lista de contactos que guardaba en su teléfono
celular.
“¿Aló…?” un tipo respondió.
“…Seungri-ah…”
“¿Jae Hyung…? ¿Pasa algo malo con tu vo—“
“Estoy bien. Menciona alguna cosa que quieras realmente en este momento.”
“¿…Eh? ¿Por qué tan de re—“
“Sólo responde.”
“¿…Una MacBook Air…?”
“La tendrás mañana si haces unas entrevistas que yo debería hacer hoy, ¿qué
tal?“
“Eh ¿¡de verdad!? Pero qué debo—“
“No tendrás que escribirlas, solo necesito las grabaciones de audio.”
“¡¡Oh!! ¡¡Wijiii perfecto!!”
“Te enviaré los detalles por mensaje de texto.” Colgó el teléfono, sintiéndose
aliviado. El hábito de alguien al cortar la línea antes que otros
definitivamente había influido en él.
Dejando las otras dos entrevistas al aspirante, solo le quedaba una persona
para ser entrevistada. Todavía con el corazón en un puño y las piernas débiles,
tomó su bolso y salió por la puerta de su apartamento.
Shim Changmin…ahora no hay razón para
perder el control en frente de ti…
*
*
Los pasos de Jaejoong eran cada vez más ruidosos conforme ascendía por las
escaleras del apartamento, estrujando su bolso de mano con inquebrantable
determinación. Estaba confirmado que el drogadicto no podía ser el Changmin de
su infancia. No había razón para sentir escalofríos en la nuca o las rodillas
débiles como antes.
Antes de llegar a cierta puerta de apartamento, respiró profundamente.
Lo haré.
El periodista tocó la puerta tres veces. Como esperaba, nadie respondió.
Acostumbrado a la situación, giró el picaporte. Estaba cerrado. Rodó los ojos.
“¡¡¡FIASCO, ABRE LA PUERTA, SÉ QUE ESTÁS ADENTRO!!!”
Seguían sin responder. Tocó más fuerte.
“¡¡¡¡OYE TERRIBLE ERROR!!!! SI TÚ NO—“
La voz de Jaejoong quedó atrapada en su garganta cuando la puerta se abrió de
golpe, revelando a Changmin con una camiseta sin mangas de color negro manchada
de pintura azul. Miraba distraídamente a Jaejoong con una leve sonrisa en su
rostro. El periodista apretó los dientes.
“Escucha niño. Vine a continuar con nuestra interrumpida negociación. Esta
vez—“
“Entra primero…” Changmin tomó la mano de Jaejoong, haciendo que lo siguiera.
La forma en que sus manos estaban entrelazadas hizo sentirse a Jaejoong
incómodo, se deshizo de la mano de Changmin con un movimiento. El más joven lo
miró con un poco de decepción en su rostro, pero su expresión estaba totalmente
fuera de lugar. Jaejoong supo que algo estaba mal cuando el tipo se acercó a
tocar su cabello y lo agitó contra su nariz.
“Hyung…hueles a púrpura…“ soltó una risita.
Oh Dios mío.
“No jodas, ¿¡estás drogado...!?”
Changmin ignoró la acusación y en silencio volvió a lo que estaba haciendo con
un lienzo de 15 pulgadas. Su expresión en blanco, sin ni siquiera mostrar algún
gesto mientras untaba el color pulgada a pulgada, haciendo líneas, círculos y
alternando entre unas y otros.
“¿¡Pintas drogado!?”
No hubo más respuesta que el sonido de su respiración. Jaejoong gimió, dando
vueltas y más vueltas lleno de frustración. No había manera en la que pudiera
publicar su artículo en los próximos dos días si ni siquiera podía comunicarse
con Changmin. Sin esperanza, revisó el pequeño refrigerador que estaba cerca en
un intento por encontrar algo de agua fría para despertar al tipo. Se quedó
boquiabierto al ver el contenido, más de lo que un tipo delgaducho como él necesitaría
para llenarse: huevos, vegetales, queso, frutas, cajas de almuerzo de esas que
se venden en los supermercados, jugo de naranja, jugo de uva, jugo de manzana,
suplementos alimenticios, jugo Tahitian noni, aceite de ajonjolí, clorofila (la
cara de Jaejoong diciendo ¡¿QUÉ DIABLOS?! con los últimos tres).
En la parte superior del refrigerador estaba el aparato de color negro con el
diseño barato que nunca podría olvidar, indefensamente tirado. Su mente hacía
porras, era el celular de Changmin. Estaría más que feliz de tomarlo y hacerlo
pedacitos, pero entonces trató de frenar su primer impulso mientras una mejor
idea tomaba forma dentro de su cabeza: grabar a Changmin drogado para
chantajearlo después. Así que puso el celular en modo cámara de video y enfocó
al tipo.
Pero por qué ah por qué…ver esos hombros inclinados y esa jorobada espalda le
hacían perder su anterior determinación. Él no era el tipo de persona con el
corazón para hacer tal cosa no importa cuánto odiara a alguien, culpa de su
madre por enseñarle la compasión y una excesiva clemencia. Por otra parte
recordó cómo Changmin había tratado su herida cuando se cortó…pensándolo bien,
talvez el chico no era tan malo por dentro.
Talvez Jaejoong había sobreactuado debido a que el pintor le recordaba a su
Minnie. Talvez el chico había actuado así con él debido a su reacción, tú sabes
cómo son los adolescentes, les encanta burlarse de los adultos. El beso y esas
actitudes…talvez no fueran más que bromas de adolescentes. Muchos de ellos usan
drogas, al menos Changmin no robaba bancos o mataba gente por ello. Y de la
nada pedía un abrazo…talvez solo era un niño exigiendo atención después de
todo.
Sintiendo una súbita oleada de compasión, se acercó a Changmin, arrastró una
silla a su lado y prestó atención a lo que estaba pintando.
“¿Qué estás pintando…?” Jaejoong preguntó, con los ojos llenos de asombro.
“Shhh…” fue la única respuesta.
La pronto acabada pintura mostraba el azul en sus muchas tonalidades. Había un
muchacho de azulado cabello, con los ojos azules y la piel azul cielo, mirando
por la ventana de una casa azul. La lluvia caía desde el cielo entre azulado y
grisáceo. La pintura era extraña y surrealista, le recordaba a Jaejoong esas
ilustraciones en los libros de cuentos para niños.
"Bueno...puedes empezar por decirme lo que piensas de esto, por
ejemplo..."
Solo obtuvo una risita como respuesta.
Esto se vuelve cada vez más ridículo.
Suplicando por ayuda, se paseó por la lista de contactos. Muy pocos nombres la
llenaban: algunos de ellos que se encontraban en orden alfabético eran ‘MI
YUNHO HYUNG’ (Jaejoong sonrió con el nombre), ‘JUNSU TRASERO DE PATO‘
y…‘JOONGIE EL TRANSEXUAL’.
¿¿¡¡Joongie el Transexual!!??
“¡¡¡DEBERÍAS ESTAR AGRADECIDO DE QUE NO HAYA PLANEADO TU ASESINATO!!!” Jaejoong
gritó, la punzada de lástima desapareció en un instante. Rápidamente editó el
nombre en un simple ‘JAEJOONG HYUNG EL MÁS GRANDE DE TODOS’. Está bien, quizá
no era tan simple. De todas formas, le era imposible pedir la ayuda de Yunho en
este momento así que marcó otro número: ‘JUNSU TRASERO DE PATO’. Recordaba ese
nombre y esperaba no estar equivocado. Se alejó un poco de Changmin para evitar
que éste escuchara y esperó mientras daba golpecitos al piso con su pie.
Finalmente alguien respondió con un irritado siseo.
“Escucha imbécil, tendré que sustentar una tesis importante en los próximos 30
minutos, y apuesto a que tu llamada no es necesaria…” espetó.
“¿Aló, Junsu-sshi?”
“¡¡QUIÉN ERES TÚ!! ¿¿¡¡ROBASTE EL CELULAR DEL IMBÉCIL!!??
“¡¡¡NO!!! Bueno, no sé si te acuerdas de mí, pero nos encontramos una vez en el
departamento de Changmin una mañana…”
“Ah, ¿eres el tipo que quería un trío pero demasiado tarde?”
“¡¡NO!!”
“Está bien, está bien, entonces supongo que ahora estás en la habitación de
Changmin y llamaste para informarme que anoche lograste que--”
“¡¡NO LO HICE!! En serio ¿¡cómo pueden tener el mismo estilo para hacer enojar
a la gente!? ¡¡MALDITA SEA NUNCA QUISE HACERLO CON TU NOVIO, YA SEA EN TRÍO O
NO!!
“¿¿¡¡ENTONCES POR QUÉ ME LLAMASTE CON EL CELULAR DEL IMBÉCIL!!??”
“¡NO HAGAS SUPOSICIONES!” Jaejoong chilló. “Soy Kim Jaejoong, trabajo en una
revista de arte, vine aquí para hablar con él pero parece como si estuviera
drogado, así que—“
“¡¡¡A ÉSE IMBÉCIL RETRASADO MENTAL LE VOY A TRITURAR TODOS SUS MALNACIDOS
HUESOS!!!”
Junsu colgó el teléfono, dejando a Jaejoong sin habla y con la boca abierta.
Apretó el teléfono agitadamente. “¡¡DIOS!! Estos tipos, ustedes son difíciles,
imposibles, ¡¡qué pareja para más inútil!! ¡Estoy harto de esto!” gritó,
extremadamente molesto. Sin embargo, en lugar de solo quedarse allí haciendo
meditación para gerentes con problemas coléricos, decidió hacer algo
importante, lo cual era obviamente borrar la foto del beso sabiendo que no
habría segunda oportunidad.
La hora de la victoria estaba a punto de llegar cuando el teléfono de Changmin
sonó. El tono de alguna manera lo hizo querer vomitar:
‘Estás loca por mi, no puedes escapar, I
got yoooooouuu…Under my skin…’
La pantalla brilló ‘JUNSU TRASERO DE PATO’. Se alejó de Changmin y respondió en
un suspiro. “¿Aló…?”
“Aló ¿Jaebeom…?”
“Es Jaejoong.”
“Lo que sea Jae-ah…”
“Y creo que soy mayor que tú…”
“¿¡Y QUÉ, CREES QUE ESO TE HACE SER EL DE ARRIBA!?”
“…”
“Correcto. De todas formas, ¿está pintando ahora?”
“¿…Cómo lo sabes?”
“Ah, larga historia. ¿Ha terminado?”
“Pronto creo…”
“Toma la pintura que está haciendo, ahora.”
“Pero está trabajando en ella, ¿estás seguro que él estará de acuerdo...?”
“Por supuesto que no, él te matará después.”
“¡¡¡Oye!!!”
“No te preocupes te cubriré. No le diré que viniste, esperemos que no lo
recuerde.”
“Pero por qué deb…”
“Larga historia, por ahora solo llévatela donde quieras, me ocuparé de eso más
adelante…OH DIOS MÍO el profesor está viniendo ¡¡nos vemos!!” Colgó el
teléfono, tan abruptamente como hace un rato, dejando a Jaejoong sin habla
curioso y confundido. Aún así caminó hacia Changmin y decidió hacer lo que
Junsu le dijo.
“Bueno…en realidad no entiendo, ni siquiera ha secado todavía…“ Levantó el
áspero lienzo de su caballete. “…de todas formas me los estoy llevando.”
Le tomó algunos segundos al pintor darse cuenta que su lienzo se había ido. La
tardía reacción entretuvo a Jaejoong. “No…no te lo lleves...” Changmin se
levantó débilmente y trató de recuperarlo pero Jaejoong lo esquivó,
arrebatándole nada más que aire. Pérdida y decepción llenaban sus ojos.
“Me lo llevo porque eres un niño malo.” Jaejoong frunció los labios, tratando
de contener una sonrisa. El pintor frunció el ceño y trató de apoderarse del
lienzo otra vez, tan lentamente que Jaejoong no necesitó hacer mucho esfuerzo
para eludirlo.
“No tienen ningún respeto por mí que soy mayor que ustedes, ustedes gente
tramposa...” Jaejoong continuó, sintiéndose culpablemente satisfecho de que el
más joven únicamente pudiera morderse los labios. “Y tú eres un imbécil como tu
novio dice.” Contento con la recién acabada pintura y el teléfono celular como
de su pertenencia, estaba listo para dejar el lugar cuando la temblorosa voz de
Changmin lo detuvo.
“Hyung…lo siento…no te vayas...”.
El tipo avanzó unos pasos hacia él. Sus ojos se veían mitad ilegibles, mitad
llenos de súplica y remordimiento. Jaejoong cautelosamente dio un paso y
escondió la pintura tras él pensando que Changmin trataría de recuperarla, pero
al parecer al más joven no le interesaba hacer tal cosa.
Lentamente, Changmin acortó la distancia entre ellos, apoyó su frente en el
hombro del más bajo y se deshizo en llanto. La humedad se filtró a través de la
camisa de Jaejoong, una mano se deslizó por su hombro tímidamente. El
periodista se quedó estupefacto.
“¿¿¡¡Ahora necesitas mi maldito hombro para llorar!!??” chilló, pero sin
embargo lo dejó pasar. Pensó que Changmin estaba teniendo un mal viaje de LSD,
y aunque supuestamente disfrutaba de la victoria viendo al tipo humillándose a
sí mismo, no lo hizo.
Soltó la pintura y esperó a que Changmin se calmara, pero las lágrimas parecían
no tener fin. Suspiró dándose por vencido.
“Tú pequeño demonio, ¿cómo es que nunca podemos encararnos el uno al otro
normalmente…?” Le dio unas palmaditas en la espalda de forma repetitiva,
rápidamente al principio, luego haciéndolo más lento y finalmente se detuvo
cuando el más joven alzó la cabeza y fijó su mirada en Jaejoong con los ojos de
un gato perdido. “¿Qué estás viendo…?” Jaejoong preguntó. Changmin abrió la
boca pero ninguna voz salió.
“Sea lo que sea, no es real, ¿está bien…?”
Changmin sacudió la cabeza. “Estás mintiendo…” Le murmuró al aire.
“¡¡¡Lo único real es el plazo de mi artículo que vence en dos días!!!” Sacudió
el hombro de Changmin para despertarlo pero el rostro lloroso solo se hizo más
miserable. A Jaejoong no le gustaba la punzante emoción acumulada en su
interior. “Eso es todo. Me estoy volviendo loco aquí. Será mejor que me vaya.”
Empujó a Changmin, haciendo que el joven se viera tan sobresaltado como si se
hubiera derramado agua fría sobre él. Abrió los ojos llenos de pánico.
“¡No! No te vayas Hyung, abrázame…” El más joven suplicaba mientras aprisionaba
a Jaejoong profundamente en su abrazo, tan profundo que Jaejoong podía sentir
la clavícula del más alto chocar contra su mandíbula. Podía percibir el aroma
del óleo cuando un fuerte brazo se clavó en su cintura al mismo tiempo que el
otro estrujaba la tela que cubría su espalda.
“Hombre…vas a rasgarla…es una Bvlgari…” la voz de Jaejoong flotaba en el aire,
apenas audible mientras poco a poco se le hacía más difícil hablar. Empezó a
temblar, sabía que no estaba bien. Changmin respondió disminuyendo su agarre
pero su rostro se acurrucó más profundo en el cuello de Jaejoong, el cálido
aliento hacía cosquillas en la nuca y oído de Jaejoong, haciéndole retorcerse.
“Oye hace cosquillas…” El mayor susurró, no pudiendo hacer nada para evitar que
las lágrimas humedecieran su piel. La vulnerabilidad que supuestamente había
superado volvía a él con más fuerza.
¿Por qué…? Si está claro como el agua…
“Minnie…vamos niño grande, es suficiente…” susurró. Y le sorprendió la forma en
la que el sobrenombre salió de sus labios…sin querer.
¿Por qué…?
Se aferró a los hombros del destrozado joven y lo empujó, vio el vacío y la
desesperación dibujados en el enrojecido y húmedo rostro. Trató de encontrar
una respuesta en sus ojos rotos, pero no pudo encontrar más que piezas sueltas.
Entonces podría jurar que su fluido sanguíneo se detuvo cuando Changmin estampó
su boca en un beso desesperado, ambas palmas cogiendo su rostro por los lados
haciéndole incapaz de moverse. El beso era húmedo y obsesivo, asemejando a un
niño reclamando su primer helado después de mucho tiempo –ningún agresivo
movimiento de lengua; solo ambos labios mordisqueando y succionando con tal
necesidad que el mayor sentía como si Changmin fuera a comérselo.
“¡Changmin…! ¡mmfhh…! Det-mmfhh…” Jaejoong trató de separar su boca del enredo
pero los continuos ataques se lo ponían difícil. Pensó que iba a morir
sofocado, pero entonces Changmin lo liberó del beso y continuo saboreando cada
parte que estaba a su alcance para probar –los párpados de Jaejoong, su frente,
su cuello, el lóbulo de su oreja, su barbilla, como si el mayor estuviera hecho
de caramelo, a un ritmo lento pero persistente, tal como el alucinógeno que lo
poseía. Jaejoong estaba completamente consciente de que Changmin no lo estaba,
y aunque nunca lo estuvo, el periodista no quería dejar que su instinto, aquél
que disfrutaría el momento, tomara el control. Le temía a la sensación de
hormigueo en la boca de su estómago.
Cuando el primer gemido escapó de su boca se sintió horrible. Se soltó con
fuerza.
“¡Detente! ¡No estás en tu sano juicio! ¡Me voy!”
“No…No me dejes Hyung…Te extraño…Lo siento tanto…Lo siento tanto…” Changmin
tomó entre sus manos el rostro de Jaejoong y le rogó, Jaejoong no estaba seguro
de si en realidad lo hacía por él o por alguien más en su ilusión. No supo
desde cuando su rostro se había humedecido, No supo si las lágrimas eran de
Changmin o suyas. Algo que sí sabía era que, mientras más tiempo se quedara,
más jodido estaría, al darse cuenta de cómo empezaba a perder el sentido de la
realidad. Quiso darse la vuelta, quiso posar su mirada en la aburrida cortina
en lugar de los palpitantes labios de Changmin o de sus temblorosos hombros,
pero no pudo…no pudo evitar mirar atrás con ojos anhelantes y llenos de
preguntas, no pudo evitar que sus dedos se alzaran para acariciar el labio
inferior, no pudo evitar que su pulgar lo acariciara sintiendo la superficie
áspera, la ligeramente húmeda parte interna, la húmeda lengua adyacente a esta,
no pudo evitar que un estremecimiento recorriera todo su cuerpo cuando Changmin
succionó su dedo medio como un hambriento.
No pudo evitar que la locura controlara su mente cuando atrapó los labios de
Changmin entre los suyos.
Como un pez siendo atrapado por la carnada, Changmin respondió a la invitación
con ferocidad, acorralando a Jaejoong contra el muro, dejando salir toda la
desesperación que le desbordaba. Tiró hacia atrás el cuello de Jaejoong para
revelar más del pálido pecho y atormentar cada centímetro de piel allí, todavía
con lágrimas asomando por sus ojos entrecerrados.
“…Estoy jodido…“ Jaejoong susurró mientras los labios de Changmin lo torturaban
poco a poco. La sensación de toda la calidez y humedad de Changmin sobre él era
simplemente demasiado para soportarlo. Dejó que su lengua descendiera por el
centro de su pecho y se deslizara de nuevo hasta su manzana de Adán. “¿Por
qué…?” Dejó que Changmin tomara un mechón de su cabello y tirara de él
suavemente, forzándolo a mirar hacia arriba y permitir que el joven dejara
besos como aleteos de mariposa a lo largo de la línea de su mandíbula, de una
manera que solo alguien loco de amor haría. “Dime…No lo...entiendo…” Se sentía
frustrado por el silencio de Changmin.
¿Por qué lo veo en ti…?
Con lo poco de cordura que le quedaba, Jaejoong cerró sus ojos con fuerza y se
liberó del tipo. Corrió con pánico, su cerebro congelado. El único momento en
el que pareció funcionar fue cuando se tropezó con cierta pintura. Recordándole
llevarla por delante.
*
*
Changmin gimió cuando los sonidos del plástico rasgándose perturbaron su
inconsciencia. Se encontró a sí mismo tirado en la cama, sudando. Sentía la
cabeza pesada.
“¿Estuvo bueno el viaje?” Oyó la voz de Junsu.
Todavía negándose a abrir los ojos, respondió. “En realidad no…”
“Inútil.”
Percibió el aroma de los alimentos frescos. “No has roto mi nariz…”
“Lo haré pronto no te preocupes. De todos modos me quedare aquí esta noche.”
Changmin resopló. De repente recordó algo y abrió sus ojos, fijando su mirada
en el techo, pensando.
“Trasero de pato…¿cuánto tiempo llevas aquí...?”
“Lo suficiente…”
“Oh…”
“¿Por qué?”
“¿Te hice algo…?” preguntó con incredulidad.
“¿Como qué?” El sonido de la bolsa de plástico cesó.
“Como…¿besarte…?”
“Agg. ¿Crees que te dejaría…?”
Changmin oyó ruidos sordos y el sonido de papeles siendo rasgados. “Mmmmm…No.”
“¿¿¡¡Alucinaste que lo hacías!!??”
“No estoy seguro…parecía tan…”
“¿¡Y dijiste que no fue un buen viaje!?”
“No sé…No recuerdo bien…Dios, mi cabeza, me siento terrible…” Miró a Junsu,
quien al parecer había estado surtiendo la refrigeradora. “Noooooo no eso de
nuevo…..” Se quejó al ver a Junsu sacar una botella de jugo Tahitian noni de su
bolsa de plástico. El otro tipo lo ignoró y metió la botella en el interior de
la nevera.
“Te compré una deliciosa piña y la pisaste, ¿recuerdas?”
“Pero me comí la parte limpia…”
“¿En serio…?”
“Sí…”
“Eso fue tan lindo de tu parte."
“Soy lindo.”
“Sí, claro.”
“Y me amas.”
“Oh seguro que sí. Más que tú.”
“…qué dulce.”
Junsu cerró la nevera y caminó hacia el exhausto joven. Se sentó en el piso,
apoyado en la cama, sus ojos estaban al mismo nivel que los de Changmin
“Changmin, te lo suplico...esto es ridículo, para con esto.” Tocó el brazo del
chico.
El pintor volteó la cabeza y le devolvió la mirada. “Entonces también te lo
suplico… también para con esto, déjame.”
Junsu dejó salir un largo suspiro como respuesta. Se levantó, desabrochó su
camisa y la tiró al suelo.
“¿Sabes qué? Mejor duérmete ya, como siempre esta conversación es de nunca
acabar.”
*
*
Este es EL Park Yoochun en este fic:
Música: Sarang anneyong sarang -
DBSK
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