Título Original: Don’t Worry Mama
Autora Original: Konohara Narise
Adaptación por: Mery
Pareja: HoSu
Género: Romance, Lemon
Extensión: Serial
Declaración: La trama no me pertenece.
Sinopsis: Si estuvieras varado en una isla desierta y pudieras elegir a la persona que te hiciera compañía, ¿a quién elegirías? Hubiera preferido ahorcar a Junsu con sus propias manos antes de seguir escuchando sus insistentes quejas pero cuando los días se convirtieron en semanas, Yunho se encontró anhelando la compañía de Junsu más que a la misma civilización.
¿Podrán ambos encontrar un amor prohibido en esta isla tropical? O, ¿podrán Yunho y Junsu vivir sus vidas en esta isla desierta con la persona que menos toleran en este mundo?
*****
Capítulo 1
Aunque el clima
era agradable las olas se agitaban contra el bote de pesca, el cual se sacudía
salvajemente. Dentro de la pequeña cabina, Jung Yunho forzó una sonrisa y
respondió, —Así es —, al hombre barbudo mientras sostenía su mochila
fuertemente contra su regazo.
—Las compañías
farmacéuticas están pasando por malos momentos. Debe ser especialmente difícil
para alguien tan joven como tú.
El hombre con
barba quien dijo que trabajaba en un instituto de ornitología aparentaba estar
en sus cincuentas. Se sentó con los brazos cruzados y su expresión cambió un
poco mientras hablaba. Dijo que no era su primer viaje a la isla, y parecía que
estaba acostumbrado a viajar en botes. Quizás por eso parecía imperturbable a
las sacudidas. Su acompañante, un hombre cercano a los cuarenta quien usaba un
impermeable, tampoco parecía mostrar signos de mareo.
Yunho no había
experimentado mareos en el mar con anterioridad, y aunque el malestar que
sentía no fuera suficiente para hacerlo vomitar, ciertamente no se sentía bien.
Le ayudaba hablar.
—La recesión
nos ha lastimado porque somos una compañía pequeña y no tenemos tanto
presupuesto para el desarrollo de productos. Aún así, la administración siempre
nos presiona para aparecer con algo nuevo para vender. Es más de lo que podemos
hacer.
El de barba
asintió sonriendo mientras frotaba su barbilla.
—¿Por qué vas a
la isla Fuchi?, — preguntó el hombre que llevaba el
impermeable.
—Para buscar
hiervas que ayuden a las personas a bajar de peso cuando las preparen como un
té. Normalmente son nativas de México y son difíciles de cultivar. Se dice que
el ambiente en Asia no es el ideal para cultivarlas, pero escuchamos reportes
de que están creciendo en la isla Fuchi, aquí en Japón. No sé si estén
ahí o no… o si sea verdad pero si es así las encontraré, las llevaré de regreso
a Corea e intentaremos cultivarlas. Si tengo éxito, podremos fabricar productos
dietéticos…
—¡Jung!
La voz que
gritó cortó el ambiente de la cabina. Yunho se dio la vuelta y vio a su jefe,
Kim Junsu parado en la entrada. Junsu había estado vomitando en cubierta desde
el instante en que habían dejado el puerto y el bote comenzó a sacudirse.
—Ese es un
secreto de la compañía. No deberías estar hablando de eso con gente que apenas
acabas de conocer. Es increíble… ¿Cómo puedes ser tan descuidado?
Junsu era tan
gordo que el cinturón en sus pantalones lucía como si fuera a romperse en
cualquier momento. Aún pálido debido al mareo, miró a Yunho. “Gordo”, es
un adjetivo común, pero la palabra era muy amable para Junsu. Era tan obeso que
se parecía a un sapo globo. Además, era bajo (no llegaba al metro ochenta).
Yunho medía uno ochenta y cuatro por lo que Junsu apenas le llegaba a la
barbilla cuando se encontraban uno al lado del otro.
Los regaños
oscurecieron la atmósfera en la cabina. Incluso los hombres del instituto de
ornitología desviaron la mirada deseando estar en otro lugar.
Tal vez había
sido un poco descuidado hablar acerca del desarrollo de los productos de la
compañía pero no parecía que los otros hombres trabajasen para los
competidores. Yunho no pudo hacer nada más que desear que su jefe fuera un poco
más diplomático al elegir sus palabras.
—Lo siento.
Pero son ornitólogos…
—¿Me estás
replicando?
El exceso de
peso hacía que su rostro se viera enorme, así que todas las partes se
concentraban en un pequeño espacio en el centro. Sus gritos salían de unos
labios tan rojos que no se podía hacer otra cosa más que mirarlos. Yunho se dio
cuenta que Junsu no iba a detenerse solo porque los ornitólogos estuvieran
presentes, por lo que se disculpó nuevamente. Junsu dejó escapar unos
resoplidos parecidos a los de un cerdo como si estuviera satisfecho, entonces
caminó unos pasos y se desplomó junto al hombre más joven. Entre el banco
angosto y sentirse empujado por el hombre gordo, Yunho comenzó a sentir
claustrofobia. Fue más difícil de soportar cuando percibió las miradas de
lástima que venían de los ornitólogos.
Junsu continuó
gruñendo incluso estando ya sentado y el sonido irritó aún más a Yunho. Ya era
Mayo y aún no hacía calor, pero grandes gotas de sudor se formaban
constantemente en las cejas de Junsu y se escurrían por sus mejillas. Las
limpió con sus dedos gordos y cortos, los cuales parecían pequeñas orugas
rosas.
El cuello de
Junsu parecía una serie de pasteles de arroz apilados, con una papada que era
cuádruple. La parte inferior de su camisa apenas ocultaba su vientre, la tela
se estiraba tanto como una salchicha pasada de cocción. No se podía negar
que Junsu era obeso. Nadie en la compañía era lo suficientemente valiente como
para preguntarle su peso, pero durante los exámenes físicos de la compañía en
el pasado Abril, alguien espió en el expediente de Junsu. Fue todo un tumulto
cuando todos escucharon que su peso era de 132 kilos. —¿90?, o más de 200
kilos… —, era el refrán común. Yunho siempre había creído que había más en las
personas aparte de su apariencia, pero cuando la personalidad era tan mala como
la apariencia, no había ayuda posible. Además, era demasiado amable decir que
Junsu era bueno en su trabajo.
Yunho acababa
de cumplir 25 años y Junsu era cinco años mayor que él. Tenía un puesto de
jefatura gracias a un sistema que recompensaba los años de servicio más que las
habilidades, ya que él era lento y cometía muchos errores. Yunho podría olvidar
los errores si al menos los corrigiese e hiciera las cosas bien, pero eso era
mucho pedir. Junsu no tenía deseos, en lo absoluto, de trabajar. Sólo hacia lo
que tenía que hacer. Ya que Yunho y sus colegas tenían que arreglar todos los
errores que cometía Junsu, su reputación estaba por debajo de lo que se
merecía. Cuando Yunho iba a tomar unas copas con sus compañeros del trabajo, la
conversación inevitablemente se desenvolvía alrededor de las quejas acerca de
Junsu. Podían seguir con ese tema de conversación así durante toda la noche.
—Apuesto lo que
quieran a que es un niño de mamá. Lo he escuchado hablar todo ridículo por su
teléfono móvil, diciendo, “¿A qué hora llegas a casa mamá?”, ¡Era tan
desagradable!, se me puso la piel de gallina—, todas esas historias eran
comunes.
—Cuando va al
baño, hasta se sienta para orinar, es porque su pene es demasiado pequeño. Lo
vi una vez, lo juro, no creo que mida ni siquiera una pulgada de largo—, todo
el bar rió al escuchar eso.
Yunho nunca
había escuchado decir nada bueno acerca de Junsu. Estaba tan frustrado como
todos los demás pero mientras escuchaba sus críticas jamás participaba. No le
gustaba quejarse de los demás, y no le divertía burlarse de otros. Ya que nunca
hacía gestos cuando se le daban órdenes, y siempre hacia lo que tenía que
hacer, Junsu había comenzado a llamarlo a él exclusivamente en el trabajo.
Junsu había podido llevar a cabo ese viaje por su propia cuenta y Yunho no
podía más que sentir que había sido arrastrado a la fuerza, inútilmente y
contra su voluntad. Parte del problema de Yunho era su actitud de “presidente
de la clase”. Siempre había sido un estudiante serio y era elegido
presidente de la clase desde sus estudios elementales hasta la secundaria. Le
gustaba ser líder y dar directivas a los demás y no le importaba hacer trabajos
que otros odiaran. Tampoco molestaba a los otros. Tenía alto sentido de la
justicia y no importaba cuánto le disgustara una persona o no se llevasen bien,
siempre hacia lo posible por encontrar lo bueno en ellas.
Esos hábitos de
la infancia lo siguieron hasta su adultez
y mientras se escondía bajo su exterior impenetrable, era muy conocido
en el ambiente laboral como “una persona de carácter”. No importaba lo
injustas de las acciones de Junsu, las suavizaba diciendo “él es el jefe”.
Pero eso significaba que aquellos por encima de él asumían que podían hacerlo a
un lado y se encontró siendo la victima de sus propias acciones. Se enojó, pero
nunca dijo nada y eso sólo comenzó el problema. Intentaba no mostrar sus
emociones, pero en realidad siempre había sido impaciente y verbalmente
abusivo. Aquellos que vieron su verdadero interior, especialmente su hermano
menor Yoochun, estaban asombrados de que pudiera
controlarse lo suficiente como para poder manejarse adecuadamente en sociedad.
Pero, ¿qué sabían ellos?
El bote se
sacudió fuertemente. Junsu dejó escapar un quejido, cubriéndose la boca y
corriendo hacia la cubierta. Cuando se fue, la claustrofobia física y mental de
Yunho desapareció y una sensación de relajación regresó a la habitación. Yunho
miro a los otros dos hombres como disculpándose por su jefe y movió la cabeza
ligeramente.
La isla Fuchi
tenía apenas de 10 kilómetros de longitud de norte a sur, de punta a punta y
era de forma oval. Aunque era pequeña tenía un muelle y solía albergar los
hogares de una docena de personas. Cuando la corriente cambiaba, levantando la orden que prohibía la pesca, los residentes gradualmente se mudaban. El hecho de que solo
pudieran llegar a ella por medio de un viaje en bote de dos horas, significaba
que la emigración sería permanente y ahora era una isla desierta. Las rápidas
corrientes llevaban una espesa neblina a la isla haciendo muy peligroso el
cruce hacia ella. Los botes de pesca solo podían acercarse en las tardes cuando
el tiempo era bueno.
Dejaron
Hamamatsu a las siete de la mañana y llegaron al muelle a las 9:15 de la
mañana. Los dos ornitólogos habían ido a investigar gaviotas que solo se
encontraban en esa región. Después de intercambiar frases corteses con Yunho y
Junsu en el muelle, se fueron a ocupar de su propio trabajo.
Y por lo que
respecta a Yunho y Junsu… no estaban haciendo ningún avance en lo absoluto.
Yunho poco a poco encontró cuál era el problema. Mientras Junsu pisaba el
muelle, dejó escapar una carga más de vómito. Yunho esperó a que terminara y
luego se acercó al gran hombre notando que cada vez que éste se encorvaba para
vomitar, su camisa de un azul oscuro parecía que fuera a romperse a lo largo de
toda su espalda.
—¿Está bien?
—¿Me veo como
si estuviese bien?
Entendía por
qué Junsu estaba de mal humor, pero Yunho aún no apreciaba su actitud. Aunque
por dentro maldecía al hombre gordo, su expresión no mostraba nada.
—El bote nos
recogerá aquí a las 4:00 de la tarde. Nos deja tiempo para comer y descansar,
solo tenemos unas seis horas.
Junsu
permanecía inclinado sobre el muelle y vomitó una vez más en el agua. Miró como
si pidiera clemencia.
—¿Tenemos que
tomar un bote de regreso?
—Me temo que
sí.
Levantando
nuevamente la cabeza con esfuerzo. Junsu miró a Yunho con unos ojos rojos que
parecían de perrito, tan hinchados como si la piel a su alrededor fuera a
explotar.
—No entiendes
el dolor que estoy sintiendo.
Sumado a todas
las cosas malas que había hecho, su conducta con los ornitólogos era
inexcusable. La poca lástima que Yunho tenía por el mareo de Junsu se
desvaneció. Si era tan susceptible al mareo, lo menos que podía hacer era traer
consigo medicina para ayudar a aliviar sus molestias. Por todos los cielos,
¡trabajaba para una compañía farmacéutica!, pero era eso lo que hacía de Junsu
el hombre que era. Aunque pensaba que no había manera de que pudiese simpatizar
con un hombre así, Yunho pretendió estar preocupado mientras hablaba.
—Lo siento,
nunca me he sentido enfermo por los mareos.
Convencido por
lo dicho, el humor de Junsu mejoró. Yunho desvió su mirada de ese simple hombre
hacia su reloj. Podía leer que eran las 9:30. Quería irse de inmediato pero su
compañero era incapaz de proceder, así que intento ser paciente. De acuerdo al
mapa, las hierbas se encontraban en la punta sur de la isla, la cual se
encontraba a 3 kilómetros de allí, a pie. Aún así no había garantía de que
pudieran encontrarlas en esa dirección. Si no lo hacían, tendrían que buscarlas en
otro lugar.
Esa era una de
las razones por las que había estado hablando con los ornitólogos. Ellos decían
que su lugar de búsqueda se ubicaba en la parte norte de la isla, lo que era
perfecto. Si podía ganar su interés y darles una muestra de las hierbas, tal
vez podrían echar un vistazo y hacerles saber durante el viaje de regreso en
bote, si han visto alguna de ellas. No había manera de que él pudiera cubrir
toda la isla en un día, así que planeaba utilizar todos los recursos
disponibles que tuviera. Junsu echó por tierra este plan pero Yunho debió haber
sabido eso antes de contar su idea. El tiempo se perdía mientras continuaban
parados en el muelle. Yunho esperó bajo el caliente sol hasta que el hombre
redondo se levantó. A pesar de eso, Junsu no dio signos de estar listo para
moverse. Para las 10:00, Yunho no podía permanecer allí por más tiempo.
—Parece que ya se siente mejor. Prosigamos. El viento está fresco y el paisaje es bonito.
Hará más fácil la caminata.
Pensó que había
escogido sus palabras cuidadosamente pero la mirada de Junsu le dijo a Yunho
que había dicho algo malo.
—Estamos
trabajando. No vinimos a disfrutar del paisaje mientras caminamos.
En su interior,
Yunho estaba explotando con un enojo que no había sentido en mucho tiempo pero
su rostro mostraba solo una leve curvatura en los labios. La expresión duró
solo una fracción de segundo. Yunho sólo tenía pensamientos oscuros y perversos
acerca de Junsu aunque los escondía detrás de una plácida sonrisa. El momento
duró lo que tarda una nube en cruzar el sol.
Si no lograban
encontrar las hierbas ese día, su viaje no valdría la pena. Yunho sabía que el
Jefe de Sección no estaría contento de escuchar algo así. Si Junsu decía que un
día no era suficiente para la búsqueda, los forzarían a ir nuevamente. Sin
embargo, las finanzas de la compañía eran tan malas que no sabía si podrían
afrontar un viaje nuevamente o si el proyecto completo de la píldora dietética
seria cancelado. Junsu era el líder del proyecto. Era quien estaría en
problemas si no podían encontrar nada. Yunho no era más que un asistente.
Aunque no tenía duda de que Junsu le echaría la culpa del infructuoso viaje. Ya
podía verlo... Yunho dejó escapar un breve suspiro.
—He vomitado
tanto que podría deshidratarme si camino bajo este calor. ¿No puedes verlo?
No había nada
que Yunho pudiera decir para calmarlo.
—Entonces… ¿Por
qué no espera aquí? Yo buscaré en la parte sur de la isla. Pienso que no podré
regresar para medio día, así que me llevaré mi almuerzo. Si se empieza a sentir
mejor, ¿por qué no busca por allí?
—Como sea.
Junsu le arrojó
el mapa a Yunho como si estuviera esperando que hubiese dicho eso desde el
principio y ya estaba comenzando a cansarse de esperar. Se recostó bajo una sombra.
El sudor le cubría la colorada frente y los terribles rollos de su estómago eran
desagradables. Yunho recogió su mochila con un pequeño recipiente y bolsas de
muestras y le dio la espalda al tormento de su existencia. Caminó rápidamente
por el camino sin pavimentar como si el irse de allí y poner distancia entre él
y el hombre gordo le diera bienestar a su cuerpo y mente.
El sol se puso
lentamente y el caluroso día se convirtió en una tarde húmeda. Yunho llegó al
muelle y sintió su sudorosa frente algo pegajosa, goteando, debido a un arduo
día de trabajo. Eran solo 15 minutos después de la hora en la que acordaron que
serían recogidos para el regreso, las 4:00 de la tarde, pero aunque se pusiera
bizco al mirar hacia el agua, no podía ver ningún bote.
—¿Dónde está
nuestro bote…?
—¿No puedes ver
que no está aquí?
Junsu miró
también a través del agua pero sus palabras eran agudas. Yunho se crispaba cada
vez que Junsu hablaba pero hizo su mayor esfuerzo para esconder su enojo.
—Me pregunto si
tuvieron algún problema. Por otro lado, es raro que los ornitólogos no estén
aquí. Estaba seguro que el bote que vi justo antes de las cuatro era el
nuestro.
—Pero ni
siquiera se acercó.
¿Por qué el
bote no entró al puerto? Si el bote que vio antes era el suyo, Yunho se
preguntaba por qué se había ido sin haberlos recogido.
—Dudo que hayan
recogido a los otros y nos hayan dejado.
—¡Esto es todo
tu culpa! —, de la nada Junsu explotó— ¡Fuiste tú quien arregló que los botes
de pesca nos transportaran! Esto pasó por contratar a alguien en quien
no se puede confiar. Incluso si costase más, debiste haber contratado un barco.
No se hubiera movido tanto y yo no me habría enfermado así.
No había manera
de que la compañía le hubiera permitido contratar un barco para ese tipo de
viaje. Junsu debía saber eso pero estaba comenzando a ser irracional.
Continuaba quejándose mientras Yunho buscaba su teléfono celular y el cuaderno
de notas en su mochila.
—¿No te
enseñaron tus padres a escuchar cuando alguien te habla?
Ignoró la
histeria de Junsu y llamó desde su móvil al gremio de pescadores que los había
ayudado a contactar con los dueños de los botes pesqueros. La mujer en la
oficina dijo que mandaría un mensaje por radio al bote que se suponía iría a
recogerlos y le devolvería la llamada más tarde para darle novedades. Yunho se
aseguró de que anotara su número antes de colgar y se dirigió al hombre gordo
que se encontraba detrás.
—Van a
contactar a nuestro bote por nosotros.
—Debiste
haberlos llamado antes. ¿Qué estuviste haciendo hasta ahora?
Sabiendo que
sólo conseguiría enojarse más si contestaba, Yunho lo dejó hablar y se sentó.
Sosteniendo su teléfono celular en su mano derecha, esperó a que la mujer del
gremio le regresara su llamada pero después de diez minutos nada sucedió. Miró
su teléfono celular y abrió la boca asombrado. No había imagen, presionó el
botón de encendido pero nada sucedió… la batería se había agotado. Volteó a ver
a su jefe alarmado.
—¿Trajo su
teléfono celular?
—Por supuesto
que sí.
En la rostro de
Junsu permanecía su ceño fruncido mientras hablaba.
—¿Puede
prestármelo, por favor?
—Usa el tuyo.
Junsu ni
siquiera lo miró mientras hablaba y Yunho no pudo esconder por más tiempo su
descontento.
—La batería se
agotó. Lo siento.
—Es increíble…
Junsu refunfuñó
mientras buscaba dentro de su bolsa pero no importaba cuánto buscara su
teléfono celular nunca apareció.
Comenzó a
murmurar —Qué extraño, ¿cómo puede ser esto?
—¿Lo olvidó? —
Yunho se debatía entre gritarle al hombre o entregarse al pánico que la
situación comenzaba a causarle.
La cara de
Junsu se puso roja a causa de la ira.
—¡Cállate,
estoy buscando!
Pero aún
volviendo a revisar no encontraba el teléfono celular.
—Estoy seguro
que lo puse en mi bolsa esta mañana.
Su voz comenzó
a perder seguridad. Atascados sin ningún teléfono celular funcionando. La
realidad de la situación se le vino encima a Yunho cuando la fría brisa del
mar interrumpió sus pensamientos. Volteando, observó que el sol ya casi había
desaparecido bajo el horizonte, comenzando a arrastrarlos a la espesa oscuridad
como si una manta los cubriera. Pensaba que era difícil poder ver
debido a su ansiedad pero ahora notaba que una espesa neblina comenzaba a
aparecer en el muelle. Si no tenían forma de contactar a alguien, no había nada
que pudieran hacer. No había ningún faro en la desierta isla, así que no había
forma de que un bote pudiera intentar acercarse al puerto en la oscuridad y más
aún entre la neblina.
—Alcancé a
hablar con el gremio de pescadores y ya debieron haberle dicho a nuestro bote
que se olvidaron de recogernos. Aún así, no creo que el bote venga con esta
neblina. Dejemos esto por hoy y busquemos un lugar para dormir —,Yunho sonaba
más valiente de lo que se sentía. Parecía la decisión correcta para esa
circunstancia pero la respuesta de Junsu fue tan rápida como el disparo de un
arma.
—Todo es tu
culpa. ¿Estás diciendo que esperas que duerma a la intemperie? No hay forma de
que haga eso. ¿Y qué vamos a hacer con la cena? No puedo dormir si tengo
hambre.
Esa no era la
respuesta de un adulto. Tampoco Yunho estaba loco por dormir a la intemperie
pero no iba a ponerse a llorar por eso. Miró al casi cerdo de su jefe y no pudo
creer lo egoísta que era. Solo podía pensar que era un estúpido.
—Pero no
podemos quedarnos aquí —, dijo con poco
entusiasmo.
Junsu pareció
notar la actitud en la voz de Yunho y casi escupió su respuesta.
—¡No tienes
idea de la gravedad de la situación! ¡Hasta te pusiste a decirles secretos de
la compañía a esos dos hombres que acababas de conocer! —, sus gritos
lastimaban los oídos de Yunho.
— Sr. Kim,
¿puede bajar el volumen de su voz?
Pero estaba
demasiado alterado para escuchar a Yunho. Continuó hablando violentamente.
—Nunca me has
agradado. Todos dicen que eres bueno en tu trabajo pero nunca estuve de
acuerdo. Engañas a la gente con tu exterior cool pero eres irresponsable.
Los
pensamientos de Yunho se volvieron oscuros.
<<No eres quién para hablarme así>>, pensó <<Otras
personas en la compañía no esconden su desprecio hacia ti. Sólo me escogiste,
al que aparentemente te cae mal, para este viaje debido a que soy el único que
no te hace caras cuando le das una orden para hacer algo>>. Pero no
dijo nada en voz alta.
El cuerpo de
Yunho comenzó a temblar. Quería, más que nada, gritarle “Cerdo”, pero
apretó sus puños para evitarlo. Su porcino superior continúo mirándolo
alegremente inconsciente del peligro.
—No puedo creer
que alguien como tú consiguiera una promoción siendo un perrito faldero con los
otros. Farmacéutica Beonyeong no tiene futuro
por culpa de trabajadores como tú.
Yunho escuchó
que algo se rompía en su cabeza.
—¿Puede
simplemente callarse? —, se acercó murmurando esto. La cara de Junsu se volvió
más roja, roja por la ira. Yunho rápidamente se inclinó en señal de disculpa,
reconociendo la mala forma en la que le había hablado a su jefe—. Por favor
perdone, es solo que estoy al límite. Uhm… Hay casas al este. ¿Por qué no vamos
por ese camino? Seguramente no estarán en buenas condiciones pero al menos nos
protegerán de la intemperie.
Junsu se
levantó en silencio sosteniendo su mochila contra su pecho. Le dio la espalda a
Yunho y se dirigieron hacia las casas. Yunho se echó la mochila al hombro y
siguió la enorme espalda imaginando que perseguía a un jabalí. Quería que su
relación laboral fuera buena por eso había dado lo mejor para llevarse bien con
Junsu. Todo ese esfuerzo no había servido para nada. Estaba triste de no haber
sido capaz de dejar salir su lado abusivo ante Junsu en esta oportunidad pero
una vez descubierto esto, no había peligro de que comenzara a disgustarle con
lo cual las cosas parecían ir un poco más fáciles. De hecho, era probablemente
mejor no ser apreciado y estaba un poco enojado de haberse aguantado esta
situación por tanto tiempo.
**
Yishiwara Tae,
la secretaria en la oficina del gremio de pescadores que había recibido la
llamada de la compañía farmacéutica, llamó a Fujiwara-maru. El capitán de
Fujiwara-maru era un pescador que ya estaba en sus setentas llamado Genzo.
Genzo contestó inmediatamente que había recogido a dos hombres y que ahora se
estaba dirigiendo hacia el puerto. Tae bajó el receptor confundida. El hombre de la farmacéutica dijo que el bote no había ido a
buscarlos pero Genzo dijo que ya los habían recogido. Era extraño pero Genzo
era un hombre honesto y no había razón para no creerle. Habrá llegado un
momento después de la llamada telefónica, razonó.
Aunque se
convenció de que ese sería el caso, decidió cerciorarse. Marcó el número de
teléfono del hombre pero no se pudo concretar la llamada. Quizás había apagado
el aparato. Tae bajó el receptor y arrojó el papel con el número del hombre a
la basura.
Tae simplemente
no sabía que el bote que los llevó a la isla y el bote que se había planeado
para que los trajera de regreso, eran diferentes. Genzo solo supuso que había
recogido a los hombres de los cuales les estaban preguntando. El pescador que
los llevó a la isla le dijo a Genzo que había llevado “dos grupos con dos
hombres cada uno” a la isla, pero Genzo, que ya estaba medio sordo, escuchó
“un grupo de dos hombres”. Mientras se acercaba a la punta norte de la
isla, encontró a los dos ornitólogos y ellos abordaron ahí. Nunca fue al
puerto. Uno de los ornitólogos pensó que era extraño y preguntó por qué no se
había recogido a los otros hombres de la compañía farmacéutica coreana, pero
Genzo estaba convencido que solo debía recoger a “un grupo de dos hombres”
y respondió que todos los que se suponía debían estar a bordo ya lo estaban. El
ornitólogo no pensó que los otros estuvieran preparados para pasar la noche ahí
pero el pescador parecía seguro de la información ante lo cual el científico no
insistió más sobre el asunto. La única persona que sabía que había dos hombres
atrapados en la isla era una simple trabajadora administrativa llamada Tae.
**
Nota 1: Realmente me enamoré de esta novela y en cuanto la leí no podía más que imaginar a Yunho y Junsu como los protagonistas. Esta novela tiene su secuela titulada: "El Hombre Que NO Se Quita La Ropa" (con otros protagonistas) que está siendo adaptada por Rose en versión JaeMin. Yunho vuelve a parecer pero Junsu apenas es nombrado. La recomiendo :D
Nota 2: Sé que quieren matar a Junsu XD Pero lo que tiene esta novela es que los personajes van evolucionando en carácter y vale la pena seguir leyendo, créanme. Gradualmente las cosas irán poniéndose cada vez mejor ;D
**
Nota 1: Realmente me enamoré de esta novela y en cuanto la leí no podía más que imaginar a Yunho y Junsu como los protagonistas. Esta novela tiene su secuela titulada: "El Hombre Que NO Se Quita La Ropa" (con otros protagonistas) que está siendo adaptada por Rose en versión JaeMin. Yunho vuelve a parecer pero Junsu apenas es nombrado. La recomiendo :D
Nota 2: Sé que quieren matar a Junsu XD Pero lo que tiene esta novela es que los personajes van evolucionando en carácter y vale la pena seguir leyendo, créanme. Gradualmente las cosas irán poniéndose cada vez mejor ;D
Ayyyyy meryyyyyyy ya lo has publicado kiaaaa quiero masssss porfiiii no tardes demasiado jaja dios pobre junsu! Esta rechonchete y tiene mala leche xD pobrete ya me tarda leer mas mas mas!! Graciassss
ResponderEliminarHoy publicaré el capítulo 2 :D
EliminarMe capturó desde el inicio!!!!!! jajajaja cuando se dijo que junsu no entraba en sus pantalones crei que era por su duck but XDDD nome lo imagino un cerdo!!! pobre yunhie~ soportándolo.... ya veremos como avanzan esos dos!!! espero el siguiente cap ^^
ResponderEliminarBetsy >u<
Es raro imaginarlo es verdad XDDD Ya subo el siguiente ;)
Eliminarque interesante esta , junsu obeso y yunho sumiso ¡¡¡¡ gracias
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