Título Original: Don’t Worry Mama
Autora Original: Konohara Narise
Adaptación por: Mery
Pareja: HoSu
Género: Romance, Lemon
Extensión: Serial
Declaración: La trama no me pertenece.
Sinopsis: Si estuvieras varado en una isla desierta y pudieras elegir a la persona que te hiciera compañía, ¿a quién elegirías? Hubiera preferido ahorcar a Junsu con sus propias manos antes de seguir escuchando sus insistentes quejas pero cuando los días se convirtieron en semanas, Yunho se encontró anhelando la compañía de Junsu más que a la misma civilización.
¿Podrán ambos encontrar un amor prohibido en esta isla tropical? O, ¿podrán Yunho y Junsu vivir sus vidas en esta isla desierta con la persona que menos toleran en este mundo?
*****
Capítulo 2
Las casas
abandonadas estaban llenas de polvo y telarañas. Las cortinas estaban rasgadas
y el cristal de las ventanas estaba estrellado. Yunho no se hubiera sorprendido
si salieran fantasmas de los armarios. Pero solo era por una noche, así que se
convenció de que era mejor que dormir a la intemperie. Encontró unas cuantas
sábanas y futones en un armario, no sabía cuánto tiempo habían estado ahí pero
estaba seguro que debían estar infestadas de ácaros. Aún así no quería dormir
directamente sobre el piso. Después de pensar en la situación sacó un futón y
lo extendió sobre el piso.
—¿Quiere uno?
El piso está realmente sucio.
Junsu resopló
sus palabras en la oscuridad —. No tienes idea de quien los ha usado, ¿cómo
puedes pensar en dormir en ellos?
Yunho se
lamentó de haber preguntado. Sacando un solo futón, lo puso sobre el piso y se
recostó. Tenía hambre pero estaba tan cansado de la caminata por la isla que
estaba seguro que podría dormir. Bostezando continuamente, se preguntó cómo fue
que terminó en esa situación con alguien tan repugnante. No había querido
venir. Si se hubiera empeñado en su deseo de no ir, no habría tenido que tratar
con Junsu más de lo necesario y no estaría enojado ahora.
—Jung, ¿siempre
intentas todo para complacer a las personas?
Había perdido
la cuenta de cuántas veces su amigo Ji Hoon, el dueño del bar gay había dicho
eso. Ji Hoon era un hombre atlético con un cuerpo esculpido pero hablaba con
voz afeminada.
<< Aun así, eres el hombre más gay entre los gays.
Eres amable y piensas en tu pareja, y aunque eres lindo, no eres perfecto. Eres
alto, delgado y bien parecido y si no te gustaran los jovencitos, te tomaría
para mí. No tengo idea qué es lo que te gusta de esos miembros sin
vello>>. Su
amigo sonrió mientras decía eso, pero Yunho no caería en la atracción de Ji
Hoon. Jamás podría estar con alguien que no fuera limpio y sin vello; sin
importar lo sexy, bien parecido o buen amante que fuera.
Yunho descubrió
que era gay en la escuela primaria. Ya desde el preescolar sólo se sentía
atraído por otros chicos y siempre pensó que era extraño que su amor platónico
fuera Hongji, otro niño en su clase. Su curiosidad alcanzó su punto máximo en
la escuela primaria cuando comenzó a tener sueños húmedos en los que se
encontraban otros chicos. Aprendió a través de una revista que un compañero
llevó a la clase, que había otros como él y se dio cuenta que él era “gay”.
Parecía antinatural y durante sus años de escuela trató de esconder esto para
evitar ser despreciado. Incluso se forzó a tener citas con chicas pero esas
relaciones nunca duraban. Entonces su lívido reprimido explotó hacia la
superficie en la primavera de sus veintidós años mientas buscaba un trabajo
después de terminar la escuela. Cuándo el estrés lo llevo a un punto de
quiebre, fue a la parte de la ciudad con “aquella clase” de
establecimientos y se fue directamente a un hotel con el primer hombre que vio.
Hizo gritar a ese hombre repetidamente y se fue a la mañana siguiente. Había
sido la primera noche que había permanecido fuera y aún estaba lleno de lujuria.
Mientras se sentaba a la mesa con su familia a desayunar declaró, “soy gay”.
Todos se rieron como si estuviera bromeando pero al ver la expresión del hijo
mayor, descubrieron que estaba hablando seriamente. Yunho se puso de pie y se
arrodilló frente a sus padres.
—Por favor,
abandonen toda esperanza de que me case y les de nietos, pero les aseguro que
haré todo para ser el mejor hijo. A cambio… —, Yunho agarró a su hermano menor
Yoochun del cuello de su camisa, quien tenía veinte años en ese momento y dijo—.
Haré de mi misión el asegurarme que la línea de los Jung viva a través de él.
Lo prometo.
Y tal como
Yunho lo planeó, su hermano se casó con una mujer a quién él mismo le había
presentado el verano pasado. Hasta tuvieron hijos como si estuvieran forzados.
Cumplió la promesa a sus padres y pensó que ahora podía seguir el camino hacia
su propia felicidad. El problema era, que ahora no podía encontrar al hombre
correcto. No es que no hubiera hombres que trataran de obtener su atención pero
cuando encontraba uno que le gustaba, nunca duraba mucho. Ji Hoon se quejaba de
que era por ser demasiado quisquilloso.
<<La belleza y la juventud no duran para siempre,
¿sabes? Incluso el más bello joven algún día perderá su atractivo. Quizás debas
intentar con alguien de tu edad. Si quieres, puedo presentarte a alguien. Hay
muchos hombres que vienen al bar y se sienten atraídos hacia ti>>, le había dicho una vez.
Pero Yunho no
tenía intenciones de cambiar sus gustos en hombres. Nunca lo diría por miedo o
por quedar en ridículo pero fantaseaba con muchachos jóvenes, para moldearlos a
su gusto. Pero eso demandaba tiempo y dinero. No era realista pero uno siempre
podía soñar. Yunho mantenía su búsqueda de un hermoso chico con piel blanca
mientras satisfacía su lujuria con quien fuera más conveniente en ese momento.
Recordó que se
suponía iría al bar de Ji Hoon cuando regresara esa misma noche. A Ji Hoon le
gustaban los condones que se hacían en la empresa de Yunho y le había prometido
llevar algunos a su amigo. En el fondo de su mochila se encontraba una caja de
condones “Como una Virgen”, que eran los nuevos condones de su compañía,
con el maldito peor nombre que pudieran tener al igual que el resto de la
línea. Mientras Yunho se sentaba sobre el futón creció su hambre, no pudo más
que pensar que debía haber empacado algunos suplementos alimenticios o algo más
que le ayudara a calmar su estómago. Se quedó ahí en silencio por una hora pero
empezó a oscurecer temprano y no podía dormir. Escuchando un ruido, se levantó
para encontrar a Junsu agachado en cuatro patas en uno de los rincones de la
habitación. Justo cuando Yunho se preguntaba qué estaría haciendo, éste
rápidamente abrió las puertas del armario y sacó un futón. Aunque insistió en
que no necesitaba uno, debió haber encontrado difícil dormir sobre el suelo.
<<Te
lo ofrecí pero me escupiste en la cara idiota>>, pensó Yunho.
El pensamiento
malicioso mejoró su estado de ánimo y cuándo estaba a punto de quedarse
dormido, escuchó un crujido. El sonido estaba acompañado de un dulce olor a
chocolate. << No puede ser>>, pensó y era difícil de ver
pero podía escuchar el sonido de alguien masticando y el olor se incrementó a
la distancia. Junsu estaba comiendo algo. No podía ver claramente pero estaba
seguro. <<Todo para él solo…>>. El momento en que Yunho
descubrió esto lo puso muy triste. Junsu tenía comida consigo pero había
esperado hasta creer que Yunho estaba dormido para sacarla. Sabía que Yunho no
tenía nada para comer y que estaba hambriento y aún así no le ofreció nada. Y
peor aún, Yunho no podía pedirle nada.
Era la comida
de Junsu, estaba en su derecho el comerla sin compartirla. Pero no estaban
bajo circunstancias normales. Cualquiera pensaría que Junsu tendría la voluntad
de ayudar o pensar que fuera capaz de ofrecerle algo de su comida. Si fuera
Yunho quien tuviera la comida le daría a Junsu un poco aunque lo odiase. Yunho
no dejaría que estuviera con hambre. Estimulado por el olor, el estómago de
Yunho gruñó llegando a su corazón, entonces su odio por Junsu creció.
**
Yunho se
despertó con un escalofrío que lo hizo temblar y estornudó fuertemente. Aún
estaba oscuro y su reloj afirmaba que eran las 6:00 de la mañana. Miró hacia el
pálido cerdo cuyos ronquidos se asemejaban más a los sonidos de un sapo. Silenciosamente
abrió la puerta que estaba entornada y salió. El aire estaba fresco como solo
puede estar en las mañanas pero la densa niebla aún cubría el área, dando una
espeluznante sensación. Algunos pájaros piaron pero no tenía idea de la
dirección desde la cual se originaba el sonido.
Quería regresar
al muelle pero no podía ver más allá de unos pocos pies delante de él y estaba
preocupado de poder perderse. Decidió esperar hasta que la neblina bajara y se
sentó en el hall de la entrada de la casa. Mientras se frotaba los ojos se dio
cuenta de lo sucia que estaba su cara. Pensó en lavársela y hasta intentó abrir
el grifo del jardín, pero ni una sola gota salió, con lo cual abandonó el plan.
Una risa cargada con desesperación surgió desde su vientre.
Mientras se
sentaba tranquilamente, le dieron ganas de orinar y cuando caminaba de regreso
a la casa, encontró algo interesante. Era un viejo pozo. Quitó la tapa de plomo
oxidado que lo cubría y espió en su interior pero estaba tan oscuro que no
podía decir si había agua o no. Lanzó una pequeña piedra para probar y después
de un segundo escuchó un tenue “plop”. Comenzó a buscar una cuerda y un cubo y
encontró lo que necesitaba detrás de la casa. Apenas podía esconder su emoción
mientras bajaba el cubo atado a la cuerda en el pozo. El agua era limpia y
clara. Tomando un pequeño trago pudo saber que estaba libre de contaminación,
clara e inodora. La bebió de un sorbo y utilizó la restante para lavarse la
cara.
—Jung… Jung…
Escuchó que
alguien lo estaba llamando por su nombre. La voz sonaba desesperada y,
preguntándose si el bote habría venido, se apresuró en volver al frente de la
casa. Ahí encontró a Junsu caminando en el jardín, tropezando mientras
atravesaba el jardín y viéndose como que fuera a llorar. Cuando Junsu vio a
Yunho, se llevó una mano al pecho respirando con alivio.
—Me asustaste,
pensé que me habías dejado aquí solo.
<<No
soy como tú. No habría hecho eso>>, pensó Yunho pero no se atrevió a
decirlo en voz alta—. El frio me despertó y estaba caminando en los
alrededores. Veo que se levantó temprano también.
Junsu resopló.
—No he comido
desde ayer por la tarde. El hambre me despertó. Desearía tener uno de los
muffins caseros de chocolate que hace mi mamá. Recuerda que todo esto es
enteramente culpa tuya. Mamá debe estar preocupada. Cuando regresemos deberás
disculparte con ella.
Mientras
hablaba, Yunho descubrió pedacitos de chocolate alrededor de los labios de
Junsu. No podía creer que le pudiera mentir tan abiertamente acerca de no haber
comido desde la tarde del día anterior, pero lo dejó pasar.
—Hay un pozo
allá atrás, ¿por qué no intenta lavarse la cara? El agua está bien y puede
tomarla si quiere.
— ¿En serio?
Bien. Tengo sed desde ayer.
<<Tienes
sed porque has estado comiendo dulces>>, pensó Yunho mientras guiaba
a Junsu al pozo y sacaba agua de él. Junsu se quejó de que no había tazas
mientras bebía con las palmas, luego se lavó la cara.
—Sr. Kim…
Junsu limpiaba
cuidadosamente su rostro con su pañuelo gigante como si fuera un gato.
—¿Qué pasa?
—El área
alrededor de su boca estaba sucia pero parece que ya está limpia.
Los hombros de
Junsu temblaron e hizo lo posible por evitar mirar a Yunho.
—¿De verdad? El
futón estaba muy sucio.
Yunho se dio
cuenta dolorosamente de que no podía esperar nada de su compañero. La neblina
se estaba disipando y la visibilidad mejoraba. Estaba bastante claro que no
había ningún bote en el muelle.
—He estado
pensando. No sabemos cuándo podría venir el bote, ¿Por qué no tomamos turnos
para vigilar?
Al momento de
decir esto el rostro de Junsu mostró preocupación en su rostro.
—Me metiste en
este desastre, ¿y ahora pretendes ponerme a trabajar?
—Apuesto a que
tiene hambre. No sabemos cuándo aparecerá el bote, así que vamos a dejar que uno
de nosotros vigile mientras que el otro busca comida. ¿Cuál de las dos cosas
quiere hacer?
Deliberadamente
enfatizo “apuesto que tiene hambre”. Yunho sabía que Junsu no se
molestaría en buscar comida (había comido chocolate la noche anterior) y justo como
había supuesto, Junsu eligió vigilar si venía algún bote.
Dejando su
mochila en el muelle, Yunho comenzó su búsqueda. Esperaba que por lo menos una
de las casas abandonadas tuviera comida enlatada pero sus esperanzas fueron
devastadas después de verificar cada una. Lo que si encontró fue un frasco de
conserva de ciruela debajo del lavabo de una de las casas pero al abrir la tapa
lleno de alegría, se topó con una red de moho verde y blanco. Su búsqueda
resultó infructuosa así que trató de calmar su estómago vacío con agua del pozo
antes de dirigirse nuevamente al muelle. Cuando Junsu vio que regresó con las
manos vacías no pudo ocultar su desagrado.
—¿Acaso no
dijiste que irías a buscar comida?—, estas frías palabras no eran lo que Yunho
esperaba recibir después de su infructuosa búsqueda.
—Lo lamento,
busqué en varias de las casas abandonadas pero no encontré nada. Me haré cargo
del puesto de observación.
—No iré a
buscar nada—, Junsu volteó su rostro hacia el otro lado—. No tengo mucha hambre
porque no me he movido mucho el día de hoy.
Yunho quería
gritar, alzar la voz y decirle, <<Estuviste comiendo anoche. Además…
¡Tienes toda esa grasa acumulada!>> En su lugar únicamente cerró la
boca y mordió su lengua —. Entonces, ¿le molesta si continúo buscando? Hay
algunas casas un poco más lejos.
Junsu suspiró
lleno de decepción.
—Si el bote
llega mientras tú no estás, tendré que ir en tu búsqueda, no quiero hacer eso.
Debería estar aquí pronto, ¿por qué no lo esperas aquí conmigo?
Yunho no discutió
con él. Sostuvo su estómago ya que éste actuaba como si no hubiera sido
satisfecho solo con agua y se sentó al lado de Junsu. Se dijo a sí mismo que
sólo debía soportar esto por un rato más.
**
Tres horas
pasaron y ningún bote apareció. El sol comenzó a ocultarse nuevamente. Mientras
el día se oscurecía la niebla regresó. Junsu volvió a la casa sin decirle una
sola palabra a Yunho. Ambos se recostaron sobre sus respectivos futones sin
hablarse.
El estómago de
Yunho no paraba de rugir y tenía problemas para dormir. El clima era agradable
así que el bote no podía haber sido retenido por un oleaje pesado. Junsu se la
había pasado en el muelle todo el día así que era imposible que no lo hubiera
visto. ¿Por qué no llegaba el bote? ¿Habían sido olvidados? Si ese era el caso,
los ornitólogos estarían en la misma situación. ¿Dónde se encontraban? ¿Había
venido el bote a recogerlos y los habían dejado a él y a Junsu? Mientras más
pensaba al respecto, más difícil se le hacía entender el por qué habían sido dejados
allí. Aún cuando hubieran sido olvidados, sus padres colocarían un reporte de
personas perdidas. Había notificado toda la información de su viaje a la
compañía, así que sabían que ambos se dirigían a una isla desierta en Japón y
harían algo para encontrarles. Sin embargo, sin importar cuántas veces se decía
a sí mismo que todo iba a estar bien, su mente aún no estaba tranquila. Su
sentido del olfato era tres veces más sensible debido al hambre y estaba seguro
que había captado el aroma de chocolate y lo que probablemente eran bocadillos
de camarón. La noche anterior había pretendido no darse cuenta, pero hoy no
podía resistirse.
—¿Sr. Kim?
El sonido de
mordidas se detuvo abruptamente con un sonido húmedo. Yunho se aproximó a la
espalda del cerdo ayudado de la leve luz de la luna proveniente de la ventana
rota. Mientras se aproximaba a Junsu se encontró con que éste sostenía los
bocadillos con su mano derecha y el chocolate en su mano izquierda, su rostro
tenía una expresión llena de culpabilidad.
—¿Podría por
favor darme unos bocadillos? Sólo necesito algunos. Tengo tanta hambre que no
puedo dormir.
Junsu levantó
su rostro.
—Compré estos
con mi propio dinero. ¿Por qué debería compartirlos contigo?
—Sé que son
suyos. Pero en verdad tengo hambre.
La expresión de
Junsu se transformó de una llena de incomodidad a una de imprudencia.
—Son míos. No
hay razón alguna por la cual deba compartirlos contigo y tampoco hay razón por
la cual deba sentirme culpable por no hacerlo.
Estaban en
tiempos ajustados. En vez de preocuparse por quién gastaba qué o cuánto,
deberían estar haciendo lo mejor que podían para ayudarse el uno al otro a
salir de este problema. Yunho perdió la fe en su jefe al ver un comportamiento
tan infantil y egoísta. No tenía idea de que Junsu fuera una persona sin
corazón. Yunho se arrepintió de pedirle la comida, después vio al gordo con una
mirada rogándole que ya no le decepcionara más. La respuesta de Junsu fue
llenar su boca de chocolate y tragárselo.
—Qué bien.
Ahora no tendré que preocuparme. Me sentía mal porque yo tenía comida y tú no.
Es por eso que no tuve otra opción más que esconderla de ti.
Por primera vez
en su vida, Yunho sintió que era capaz de matar a alguien. Quería golpear y
patear esa cara hasta que no pudiera ser reconocida y lanzarla al mar. Sabía
que no sería capaz de levantar al hombre y el absurdo pensamiento de rodar el
cuerpo y lanzarlo por la orilla del muelle aligeró su humor considerablemente.
Mientras tanto,
Junsu observó a Yunho con los ojos entre abiertos e hizo un puchero mientras
hablaba.
—No me veas
como si en verdad lo quisieras. Hace que se me dificulte el comer.
Todo el cuerpo
de Yunho ardía de humillación. Con las manos empuñadas y los brazos duros a
cada lado, se retiró de la casa. Al salir, bebió tanta agua como le fue
posible. Quería lavar su rostro en un intento por calmar su enojo. El único
sonido que se podía escuchar era su respiración agitada. Yunho apoyó sus manos
en la orilla de la cubeta y vio su oscuro reflejo en el agua. Volteó su rostro
contra la brisa y observó el jardín dilapidado bañado bajo la luz de la luna.
Tropezó hacia una de las esquinas del jardín y comenzó a arrancar lo que
parecían ser hojas de diente de león. Las colocó en su boca y masticó. Su
lengua rechazó la amargura y las hojas sabían tan mal que lo hicieron querer
vomitar. Aún así, las tragó. Lágrimas rodaron por sus mejillas, pero no sabía
si habían sido causadas por la amargura de las hojas o por la amargura del
corazón de Junsu.
Se sentó por
aproximadamente una hora en el porche, aún cuando era Mayo, la noche era fría y
su nariz comenzó a humedecerse. A pesar de que no quería respirar el mismo aire
que el otro hombre, el deseo por recostarse en su tibio futón fue superior.
Ingresó y vio que Junsu estaba acostado. Lo único que quedaba de lo que había
comido era el dulce aroma. Quizás asustado por el crujido de las maderas del
suelo el hombre se volteó.
—¿A dónde
fuiste, Jung? —, Yunho no le respondió —. Me preguntaba qué había sucedido
contigo cuando ya no regresaste. Lucías tan triste que pensé que compartiría
algo de lo mío contigo, pero me cansé de esperarte y me lo comí todo.
Sin lugar a
dudas era mentira. Una vez la acción era realizada, la gente haría lo que fuera
para sentirse menos culpables. Yunho se tragó su enojo y simplemente sonrió.
—Gracias por
pensar en mí, pero debería cuidarse bien. Nunca se sabe cuándo seremos
rescatados—, dijo Yunho con sarcasmo.
—Ah, vendrán
mañana—, su rostro estaba lleno de seguridad pero Yunho no podía ver el por qué
de aquel sentimiento—. Jamás me he quedado una noche fuera sin llamar a mi
madre. Sé que vendrá a buscarme. Le dije que sólo sería por una noche y aunque
le dije dónde iba, todo lo que tiene que hacer es llamar a la oficina.
Probablemente no le dio tiempo el día de hoy, pero de seguro vendrá mañana.
Aun si la mamá
de Junsu no venía, si se iban de la oficina por más de tres días sin avisar, en
su lugar de trabajo seguramente pensaría que esto era algo extraño y vendrían
en su búsqueda. Deberían permanecer en ese lugar por uno o dos días más. Cuando
consideraba la situación, la memoria de cómo comió las hojas con desesperación
lo llenó de arrepentimiento. Yunho se recostó en su futón con un humor tan
oscuro como las manchas en su cama.
**
La madre de Kim
Junsu, la Sra. Kim, estaba pálida mientras permanecía parada frente a la
Farmacéutica Beonyeong. Era de baja estatura y tenía piel blanca y aunque no
era delgada, no estaba tan pasada de peso como su hijo. Sujetó con fuerza su
pañuelo de encaje mientras veía el letrero de la compañía. Era la primera vez
que se había quedado fuera de casa sin llamarle y no había sido capaz de dormir
por la preocupación.
Después de
perder a su esposo en un horrible accidente veinticinco años atrás, había
criado a su amado hijo sola. Solo podía imaginarse lo peor, había sido
secuestrado o había sufrido un terrible accidente. Se sintió débil y casi
tropieza. Había llamado a la compañía en varias ocasiones pero cada vez que lo
hacía, las líneas estaban ocupadas. Sin ser capaz de contener su preocupación,
se dirigió hacia las oficinas de la Farmacéutica Beonyeong. Justo como lo había
visto por la televisión, la entrada a la empresa estaba bloqueada por numerosas
cámaras y hombres con micrófonos y el edificio estaba rodeado por camionetas
con nombres de diferentes estaciones de televisión.
“Farmacéutica
Beonyeong, presenta su bancarrota. Trece Millones de Dólares en Deudas. El
Presidente está desaparecido.”
No era que la
Sra. Kim no conociera las noticias que habían sido publicadas en las primeras
planas de los periódicos de ayer, pero sólo podía pensar en su hijo. Finalmente
fue capaz de hacerse camino entre los periodistas y llegar a la entrada. Sin
embargo las puertas estaban cerradas. Mientras el día avanzaba se dirigió a la
parte trasera del edificio donde vio a un joven entrar por la puerta trasera.
Sin pensarlo, fue tras él y lo siguió. Aunque el joven se asustó al notar su
presencia, escuchó su historia.
—No soy del
Departamento de Desarrollo de Productos, así que no le sabría decir. Hay una
gran confusión allá dentro… quizás debería preguntarle a alguien de ese
departamento.
La dejó
ingresar bajo estrictas instrucciones de que no le diría a nadie que él le
permitió el acceso. Caminó a través de un estrecho corredor hasta que alcanzó
la entrada de la recepción la cual se encontraba llena de jóvenes corriendo de
un lado a otro con expedientes. La recepcionista se encontraba respondiendo los
teléfonos así que no se encontraba en ninguna posición de notar la presencia de
la señora. El Departamento de Desarrollo de Productos tenía una vista
intimidante. Aunque no estaba tan lleno como la recepción, los teléfonos
sonaban como locos y el sonido de voces de personas molestas se podía escuchar
en cada esquina.
—Le dije que
nosotros los trabajadores rasos no sabemos nada. Escuchamos del quiebre por las
noticias. ¿Entrega? ¿Le parece que estamos en posición de hablar al respecto?—,
el hombre de mediana edad gritaba en el auricular. La Sra. Kim vio a su
alrededor y encontrando a una mujer joven que parecía ser amable, se le acercó.
—Este… ¿Le
molesta si le hago una pregunta?
La mujer de
cabello largo la observó exhausta y la Sra. Kim la miró fijamente.
—Buenas tardes.
Soy la madre de Kim Junsu—, la mujer asintió y parecía estar confundida. La
Sra. Kim avanzó un paso.
—Lamento
molestarle pero… mi hijo no ha regresado a casa desde ayer. Me preocupé y
decidí venir a buscar información. La mujer parecía como si acabara de ver un
fantasma, la madre de Junsu se preguntaba si algo estaba mal—. Nunca se ha
quedado fuera toda la noche sin permiso. No puedo evitar preocuparme de que
durante su viaje de negocios haya sido secuestrado… o asesinado… Oh cielos…
La mujer estaba
completamente sorprendida.
—El Sr. Kim ha
ido a un viaje de negocios junto al Sr. Jung, a una isla en Japón. El Sr. Jung
ha dejado el número de su casa y celular. Por favor, llámelo.
La Sra. Kim
agradeció a la mujer y tomó la nota con los números telefónicos, luego salió al
pasillo donde inmediatamente llamó. El número de celular no funcionó y cuando
llamó a la casa, una mujer contestó. Dijo que Jung Yunho no había llegado a su
casa todavía y que tampoco había llamado. La mujer no parecía estar tan
preocupada como la Sra. Kim lo estaba. Se sintió decepcionada de no haber
obtenido ninguna información relevante y colgó. Regresó a la oficina a hablar
con la mujer nuevamente.
—Este… Dicen
que ambos salieron en un viaje de negocios y que su hijo aún no ha regresado a
casa. ¿A dónde fueron?
—Realmente no
sabría decirle. No lo sé—, la joven mujer frunció el ceño como si estuviera
molesta de que la Sra. Kim hubiera regresado. Su tono de voz daba a conocer que
realmente no quería hablarle más, pero ella no se rendiría.
—Podría
ayudarme más. Si algo le sucede a mi hijo, su compañía será la responsable.
— ¿Ayudarle
más? Le he dicho que no trabajo con el Sr. Kim. Si se ha ido por su cuenta no
tenemos forma de saber a dónde fue—, la Sra. Kim se sentía enfurecida por la
actitud de la recepcionista. La mujer se puso de pie y le dio la espalda,
caminó hacia un archivo que se encontraba en la esquina dando de taconazos. A
excepción por ese sonido, el lugar se encontraba en silencio.
—¿Acaso no sabe
lo que está pasando el día de hoy?—, dijo la mujer entre dientes. Pero se
aseguró de decirlo lo suficientemente fuerte para que la Sra. Kim pudiera
escucharla por sobre el ruido de los papeles—. Fueron a Naha, en Okinawa,
Japón—, dijo las palabras cortantemente antes de regresar a su asiento.
— ¿Qué parte de
Naha?
—No especifica,
únicamente dice Naha.
La Sra. Kim no
se dejó intimidar por su tono agresivo pero sonrió, era una sonrisa
melancólica.
—Se lo
agradezco. Lamento haberla molestado en este día tan ocupado.
Se dio la
vuelta y salió del edificio. Había viajado a Okinawa en una ocasión con su ya
difunto esposo. Podía empacar algunas cosas y comprar un boleto y… La señora no
tenía idea que la mujer había sacado por accidente un registro del año
anterior. No había forma de saber que su hijo no se encontraba en Naha, sino
que en una isla desierta en la costa de Shizuoka.
**
El tercer día
pasó sin ninguna noticia de un bote en el horizonte. Yunho se había pasado el
día buscando comida en las casas abandonadas, pero sin resultados. Mientras el
sol comenzaba a ocultarse, su estómago rugió interminablemente y regresó a la
casa que estaba utilizando como refugio. Junsu estaba recostado en su futón.
Yunho le había pedido que buscara un bote, pero probablemente había vuelto
cuando la niebla comenzó. Mientras Yunho se sentaba en su propio futón, Junsu
giró para verlo.
—¿Encontraste
algo?
—¿Qué?
—¿Algo de
comer? Fuiste a buscar comida hoy, ¿verdad?—, el tono de voz sarcástico de
Junsu se sintió como un golpe en el pecho de Yunho.
—Busqué pero no
encontré nada.
Junsu se sentó
inmediatamente.
—¿Entonces qué
se supone que estabas haciendo? Si no encontraste algo, desperdiciaste todo el
día.
—En realidad no
había nada.
Riéndose por la
nariz, Junsu le volteó la cara a Yunho. Yunho estaba seguro que su actitud era
a causa de su humor y se dio cuenta de la razón de esta disposición. Un
estómago rugía con furia y no era el de él. Después de unos segundos, volvió a
suceder, era como el rugido de un león atrapado dentro de las tripas del
hombre. Yunho comenzó a sonreír involuntariamente. En el tercer día, a Junsu
finalmente se le había terminado la comida que se había rehusado a compartir
con Yunho. Pensando en la justicia divina, cada quien recibía lo que se
merecía, Yunho se recostó en su futón y rió tan fuerte que sus hombros se
sacudieron. Era tan feliz que casi olvidó que él también estaba hambriento.
Junsu lo ignoró perdido en sus pensamientos.
En la mañana
del cuarto día, Yunho encontró a Junsu tragándose el agua del pozo. Lo hizo
sentirse superior, al ver cómo Junsu trataba de aplacar a su hambriento
estómago llenándolo de agua, justo como él lo había hecho anteriormente.
Nuevamente se fue en busca de comida mientras Junsu observaba pero se cansó
después de caminar una pequeña distancia. Sin haber comido algo en tres días
mientras caminaba alrededor de la isla, su fuerza finalmente comenzó a
desaparecer. La desnutrición se estaba volviendo una realidad.
Mientras
descansaba en la sombra de un árbol, se percató que debía buscar no sólo en las
casas. Comenzó a buscar nueces y otras frutas naturales. Caminó hacia un campo
detrás de una de las casas vacías. En una esquina llena de vegetación, viéndolo
más detenidamente, encontró algo que lucía como hojas de zanahoria. Arrancó una
y aunque un poco deforme, había una zanahoria. Desenterró diez más, su mente se
encontraba en un estado de felicidad absoluta, encontró aún más a su alrededor.
Estaba más feliz que el día que pasó su examen de admisión de la universidad y
alzó sus manos, aun sosteniendo las zanahorias, en una pose de victoria. Estaba
lleno de polvo y suciedad.
Yunho arrancó
unas veinte zanahorias y las llevó a la casa abandonada que habían estado
utilizando como refugio. Recogió unas ramas, hierba seca y las prendió fuego
con los fósforos que había obtenido en sus búsquedas. Insertando una zanahoria
en un palo, la cocinó sobre el fuego. No pudo esperar a que estuviera lo
suficientemente caliente y terminó comiéndosela como si fuera un animal. El
centro estaba un poco crudo, pero lo único que sentía era la dulzura. Era
deliciosa y derramó lágrimas de felicidad. Cocinó cinco más, las colocó en una
de las ollas que encontró en la casa y se dirigió al muelle. Odiaba tanto a
Junsu que sería capaz de asesinarlo a no ser por las consecuencias legales que
este acto conllevaba, pero sabía mejor que nadie la desgracia de un estómago
vacío. Tampoco quería ser el tipo de persona que se apropiaba de toda la comida
o se volvería un hipócrita tan malo como el hombre obeso.
—¿Quiere
unas?—, gritó a la redonda espalda sentada en el muelle. Junsu salió corriendo
hacia la olla pero no pudo ocultar su asco cuando vio el contenido.
—No me gustan
los vegetales.
—Pero no ha
comido nada desde ayer. Ya probé una y estaba deliciosa.
—No me gustan—,
dijo mientras su estómago se encontraba rugiendo. Si no quería ninguna, de
acuerdo… pero Yunho intentó con otra táctica.
—Aún cuando no
le gusten, si no las come, el hambre no lo dejará dormir.
Junsu mordió su
labio y dirigió su mirada hacia las zanahorias, luego dirigió su vista hacia arriba.
—No me hables
como si me conocieras. Si me muero del hambre… ¡Será tu culpa!
Yunho suspiró
por el comportamiento tan infantil.
—No se morirá
de hambre si come.
—¿Disculpa?
—No sea tan
infantil. Coma. Están buenas.
Yunho tomó una
de las zanahorias de la olla y la comió, asegurándose de hacer tanto ruido como
le fuera posible mientras la comía. Junsu lucía como si fuera a llorar y abrió
la boca. Sus redondas manos se empuñaron y comenzaron a temblar. Estaba
hambriento pero no le gustaban las zanahorias. Yunho podía ver la batalla
interior en sus ojos. De repente su mano derecha fue golpeada con un doloroso
sonido. Terminó en un instante. Junsu pateó la olla, esta cayó sobre el
concreto y las zanahorias fueron esparcidas por todas partes.
—Uy, lo siento.
Solo quería estirar mi pierna, no me percaté que lo patearía. Junsu tenía una
enorme sonrisa pícara en su rostro. Sin decir una sola palabra, Yunho comenzó a
recoger las zanahorias. A partir de ese momento, sin importar cuánto Junsu le
rogara, no había forma de que volviera a compartir comida con él. Cuando estaba
a punto de alcanzar la última zanahoria una sombra se pudo ver por encima de él
y sin tener tiempo de reaccionar acerca de lo que sucedía, la zanahoria fue
aplastada por un pie. Al alzar su cabeza, Yunho pudo observar una barbilla
cuádruple.
—De todas
formas la ibas a tirar —, Junsu enterró su pie en la zanahoria y encogió los
hombros de una manera exagerada—. Ay, qué pena. ¿Planeabas comértela del piso?
Eso no te hará mejor que a un perro. Peor que un perro…
Yunho explotó.
Había sido capaz de controlarse hasta ahora porque su compañero era su jefe y
tenía poder sobre él pero eso terminaba en esos momentos. Yunho se puso de pie
rápidamente y tomó a Junsu por la camisa. La redonda cara del cerdo mostraba
sorpresa y temor, eso hizo a Yunho muy feliz.
—Si yo soy peor
que un perro, ¡entonces tú eres peor que una cucaracha!—, gruñó en el oído de
Junsu y le dio una cachetada en el rostro. El gigante de 135 kilos gritó
fuertemente mientras caía sobre el concreto. Comenzó a arrastrarse como una
oruga mientras lloraba del dolor.
—Te demandaré
por agresión. ¡Le… le diré a mi madre!
En estos
momentos Yunho había perdido toda su paciencia, su expresión de hierro lo
delataba.
—De acuerdo, solo
trata de demandarme por agresión. ¡Te mataré a golpes antes de eso! ¿A qué te
refieres con “perro‟?. Si soy un perro, entonces tú eres un cerdo blanco. Solo
vuélvete más y más gordo y sigue hablando de tu madre, me pones enfermo,
fenómeno amante de tu madre.
Aún sosteniendo
su mejilla, Yunho observó la expresión de incredulidad de Junsu. Yunho se
sintió enfermo con solo ver ese cuerpo obeso y lo pateó duro en el trasero.
Junsu gritó nuevamente de dolor y trató de alejarse de él.
—¡Aléjate!
¡Todo esto es por tú culpa! ¡Jamás debí haber confiado en que tú arreglaras los
planes del bote! ¡Yo soy la victima aquí!
—¡Cierra la
maldita boca!
Yunho movió su
pierna y Junsu se cubrió la cabeza y la ocultó. Como un gato jugando con un
ratón Yunho dio pequeños golpes a la espalda de Junsu con su pie.
—Por el bien de
nuestras mentes, creo que cada quien debe vivir por su cuenta. Desde ahora cada
quien se hará cargo de sí mismo. Te aseguro que será más sencillo para ti
también.
Yunho dejó a
Junsu lleno de miedo. Regresó a la casa a traer sus cosas, desde la entrada
podía ver a la enorme figura completamente estática en el muelle, ignoró a su
jefe y se dirigió hacia el sur por el camino lleno de tierra.
**
Nota: Por cierto, el amigo gay y macho, dueño del bar gay, llamado Ji Hoon no es otro que Bi Rain XD Para que tengan la imagen en mente XDDD
XDDDDDDDDD dioooooossss si q ssta dificil el asunto xD me pregunto como sera posible q luego haya lemon xDDDD xq se llevan a matar y aun encima yunho le da asco xD Pobre Yunho.... Mira q es odioso Junsu xD es super mimado... Y con 30 años... Madre mia xD me lo imagino gordito y lo veo super mono xD pero vamos... Menudo caracter xD graciassss
ResponderEliminarVeamos lo que hace la abstinencia XD Y a fin de cuentas, sólo se tienen el uno al otro.. literalmente porque no hay nadie más >___<
Eliminarjunsu sí que es insoportable!!!! =/ pobre yunho me dio mucha penita cuando el cerdito ese no le compartió su comida y cuando se tragó el diente de león casi lloro ;_; ya era momento que explote, lo de las zanahorias fue la gota que derramó en vaso jajajaja me gusto la pata en el trasero XDDDDD vamos a ver como se arreglan las cosas entre en gordito mimado y yunhie~~ gracias por el cap ^u^
ResponderEliminarEl rechonchito deberá cambiar y se le pondrán mal las cosas. Uno siente pena por el desgraciado de Yun, esperemos que pronto tenga su recompensa :D
Eliminarjunsu que egoista , comiendo solo y a yunho no le nada , esta que saco de quicio a yunho podra junsu estar solo y sobrevivir . gracias mery
ResponderEliminar