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Scut Hamsters
The Reunion
The Year Without Santa

Los fics están, sólo que les costará ubicarlos.

6 feb 2014

[ADAPTACIÓN] ESCLAVO ENJAULADO [CAP1]

Título: Esclavo Enjaulado [Cap1]
Título Original: Caged Slave
Autora Original: Yuiko Takamura
Adaptación por: Mery
Pareja: HoSu
Género: Romance, Lemon
Extensión: Serial
Declaración: La trama NO me pertenece sólo es una novela que me tomé la picardia de adaptar.
Sinopsis: Kim Junsu es un dedicado secretario, funcionando por sobre y más allá de la llamada del deber. Mucho más allá el deber. Sí, Junsu había caído dentro de ésa tradicional trampa de un secretario enamorándose de su jefe. Desafortunadamente, la suya no es una historia de una Cenicienta. La realidad se entromete mientras Junsu es abandonado cuando su ambicioso jefe se compromete con la hija del presidente de la compañía. Herido y solo, Junsu termina en el bar de un hotel donde liga con un bello hombre misterioso que le da más placer que en la vida había conocido posible. Comparten muchas noches llenas de pasión pero hay un inconveniente: El hombre se rehúsa a revelar su nombre. ¿Cómo hará Junsu para encontrar su final feliz si su Príncipe ni siquiera se presenta asimismo?
*****

Capítulo 1


Kim Junsu se sentó a solas en el mostrador del bar del hotel mientras afuera la noche se hacía más profunda. Miraba fijamente a la intacta copa de bourbon en frente de él. Estaba volviéndose rápidamente aguado y pálido. Mientras miraba los cubos de hielo derretirse, se preguntaba con qué más llenar el vacío cuando este se vaciara.

<<¿Cuándo dejaré de escoger a puros perdedores?>>, pensó. El son de una triste melodía de 4MEN lentamente circulaba a través del salón e intensificaba los sentimientos de tristeza de Junsu.

Por un año entero, la felicidad había estado a su alcance pero un mes antes, el hombre que Junsu pensaba estaba enamorado igual que él, lo había abandonado, escogiendo promover su carrera casándose con la única hija del presidente de la compañía.

<<Los hombres solo sirven para el sexo>>, le había dicho a Junsu al dejarlo. <<Ve y encuentra a alguien nuevo. Tal vez pueda calentar ese culo frígido tuyo>>

Junsu había estado a punto de correr detrás de su amante. Pero las crueles palabras lo habían detenido abruptamente, desbordándose sobre él como una ducha fría.

No importa cuán duro Junsu tratara, simplemente no podía obligarse asimismo a sentir cualquier placer del sexo anal. Su amante lo había atormentado e intimidado al respecto hasta el día en el que se habían separado.

Y aun así, Junsu tenía que admitir que supo desde el inicio que este hombre, quien lo había tratado tan cruelmente e insensiblemente, no había sentido amor por él. Los sentimientos de Junsu habían sido verdaderos pero para su amante, había sido nada más que un escape para sus deseos impropios, un pedazo de culo que no presentaba riesgo de embarazo y no lo presionaría para casarse.

<<Puse tanto esfuerzo para que me gustara>>, venía el tortuoso pensamiento.

Junsu había fingido no darse cuenta de la verdadera naturaleza de su amante simplemente porque no había querido verlo.

<<Soy un gran idiota>>

Habían sido años desde que Junsu, en el primer rubor de la adolescencia, se había dado cuenta que solo sentía deseo por su propio sexo. Ahora, con casi 25, se preguntaba por qué se encontraba asimismo en la misma situación una y otra vez.

Suspirando, acomodó de lado su suave flequillo parecido a seda. Su perfil parecía delicado en su pena. Espesas, largas pestañas hacían intensos flecos, ojos color almendra sobre una bonita nariz redondeada y una boca bellamente moldeada. Cualquiera viéndolo se habría preguntado cómo alguien tan exquisitamente bello tendría tan pésima suerte con los hombres.

Pero no importa cuánto doliera, cuánto lloraba, no había nada que Junsu pudiera hacer, simplemente carecía de criterio cuando se refería a los hombres. Muchos de ellos eran atraídos por su apariencia, así que, ¿por qué era que solamente escogía los perdedores que lo usaban y abandonaban?

Generalizar las cosas diciendo que, “Solamente escojo perdedores,” no podía incluso comenzar a contener el dolor que había sufrido y el cual, incluso ahora, se negaba a dejarlo.

El hombre que recientemente había abandonado a Junsu había sido su jefe. Cuando se separó, Junsu se había encontrado asimismo devastado y sin querer ver al hombre nunca otra vez. Pero las cosas solamente se habían vuelto peores; había sido degradado a un trabajo sin sentido que odiaba. Su vida personal y profesional siendo destruidas en un solo golpe dejó a Junsu desolado, vacío y desinteresado en su insignificante existencia. ¿Quién podía culparlo por tratar de bloquear su dolor patrullando la ciudad en la noche, desesperadamente ansiando por el contacto humano?

Pero nada le traía satisfacción alguna. Una vez que había pasado por el cuartel gay de Itaewon, pero sin encontrar a nadie interesante, se había encontrado asimismo persiguiendo a los hombres que se habían acercado a él uno detrás de otro. Parecía como que nada bueno en la vida le pasaría a él otra vez. Junsu deseaba ser sanado, pero era muy cobarde para aceptar una noche de consuelo en los brazos de un extraño. Aún, el pensamiento de estar solo era insoportable así que había tropezado dentro de este hotel en la media noche. Ahora perseguía el mostrador del bar y se maldecía asimismo por su estupidez. Ciertamente no entraría un tipo en un elegante hotel como este con la intención de recogerlo.

<<Supongo que debería solo irme a casa>>, pensó para sí mismo. <<Tengo que estar en el trabajo a las cinco en punto>>.

Luego Junsu se dio cuenta que era viernes en la noche. En el pasado cuando todavía le importaba su trabajo. No le había molestado trabajar en los fines de semana. Ahora sus dos días de descanso eran nada más que una enorme extensión de tiempo sin amante que pudiera prestarle significado.

<<No hay sentido que regrese a una habitación vacía>>, decidió tomando su aguado bourbon para extinguir el vacío y la molestia que se mezclaba dentro de él. De repente, emborracharse parecía una buena idea. Aunque, en realidad, Junsu había aprendido muchas veces durante el horrendo último mes que cuando la embriaguez pasaba, se sentía al menos tres veces peor que antes. No tenía tolerancia cuando se refería a alcohol y siempre se sentía como una mierda antes de finalmente desmayarse.

<<Es muy patético cuando incluso emborracharse no ayuda>>, pensó. Sentado ahí frente de su copa vacía, se despreciaba asimismo por su cobardía.

—Dos bourbons en las rocas, por favor—, una seductora e irresistible voz resonó sorprendiendo a Junsu de su ensueño—. Uno para mí y otro para él.

Junsu levantó la cabeza y vio al hombre quien parecía estar a mediado de sus treinta, sentado a dos taburetes de él. Tenía un lustroso cabello prolijamente peinado hacia atrás y fina facción varonil que no parecía que pertenecieran a una persona ordinaria. Su costoso traje de alta calidad lo hacía parecer como si había salido de las páginas de una revista de moda y que no tenía ningún asunto para estar allí sentado en el mundo real. Sus piernas se extendían desde todo el alto taburete hasta el piso con espacio libre, ocultando su impresionante altura.

El hombre miraba fijamente a Junsu con sus ojos color chocolate, intensos y penetrantes. El corazón de Junsu palpitaba desenfrenadamente, no podía apartar su mirada. Sabía que tenía que rechazar la copa de bourbon que el cantinero le pasaba pero se sentía como una rana encantada por una serpiente incapaz de escapar.

Mientras Junsu se quedaba allí sentado y paralizado, el hombre llevó su propia copa hacia su boca en un movimiento refinado y bebió.

El hombre terminó su bebida después de cinco o diez minutos y se puso de pie. Junsu estaba totalmente encantado y cautivado por la tentadora presencia del hombre.

—Habitación 2703—, susurró el hombre dentro del oído de Junsu y se alejó del mostrador.

—¿Eh?—, Junsu exclamó para sí mismo. Pequeños escalofríos corrían a través de él como una fiebre y caliente enternecedor deseo brotaba dentro de su cuerpo. Nunca había sentido una reacción física tal hacia otra persona, era como si su corazón estuviera a punto de reventar dentro de su pecho. No podía creer que estaba siendo seducido por un tipo de clase alta en un hotel de clase alta.

<<De ninguna manera>>, pensó. <<Esto debe ser algún tipo de error…>>

Pero la razón de Junsu y buen sentido pronto fueron abrumados por una poderosa tentación. Diez minutos después que el hombre misterioso hizo su salida, Junsu dejó el bar también.

El elevador de alta velocidad rápidamente llevó a Junsu al piso 27.

<<Aquí es>>, pensó, de pie en frente de la habitación 2703. Por un momento, la indecisión estuvo en guerra con su deseo. Luego el deseo consiguió triunfar y Junsu golpeó la puerta.

Sin una palabra, el hombre hizo pasar a Junsu adentro y tan pronto como la puerta se cerró, cayeron entre sí como bestias hambrientas.

—Umm…—, Junsu jadeó.

Se besaron como si intentaran devorarse entre sí. Experimentadas manos quitaban el saco a Junsu. Por su lado, Junsu codiciosamente chupó la lengua del hombre mientras su cinturón era jalado y la cremallera de sus pantalones tirada hacia abajo. Manos impacientes buscaban a tientas por su virilidad y empezaron a acariciarla con un salvaje desenfreno.

—Ahh…—, gimió Junsu.

—Estás tan cerca—, dijo el hombre.

Junsu jadeaba, sorprendido por su propia excitación. Escuchó el humor en las palabras del hombre pero no podía discutir la verdad en ellas. Apenas podía creer que estaba aquí en los brazos de un hombre que había conocido hace solamente treinta minutos. Aún así, extrañamente, no sentía dudas, nada sino un fuego desarrollándose dentro de su cuerpo que amenazaba con quemarlo y convertirlo en cenizas.

Impacientemente, Junsu usó sus dientes para mordisquear la lengua del hombre. Como resultado fue levantado, todavía usando su arrugada ropa, y llevado hacia la cama doble.

—¿Te gusta rudo?—, el hombre preguntó. Mirando fijamente a Junsu acostado en la cama. Sus intensos ojos de un marrón chocolate destellaban como los de un carnívoro que justo había capturado un bocado apetitoso.

El rostro del hombre estaba lleno de diversión mientras lentamente se quitaba el saco y desenrollaba la corbata de su cuello. Los resortes chillaron fuerte mientras se arrodillaba en la cama. La pasión hacía que la mente de Junsu se pusiera en blanco y no podía hacer nada sino jadear.

Con sus ojos, nunca dejando a Junsu, el hombre llevó sus manos hacia su camisa. Desabotonó los botones, revelando un abdomen perfectamente cubierto con fuertes y flexibles músculos.

Junsu lo vio envidiosamente, deseando alcanzar y acariciar esos músculos con sus dedos. Pero el hombre atrapó sus muñecas y forzó los brazos de Junsu arriba por encima de su cabeza, tirando de la corbata de Junsu y usándola para atar las manos de éste.

—¿Qué…, qué estás haciendo?—, Junsu preguntó, ligeramente sorprendido por el repentino giro pervertido que el encuentro había tomado. Pero el dominio no cortaba sus muñecas dolorosamente, así que le aseguraba que todo era en buena diversión.

—No te preocupes—, dijo el hombre—. Éxtasis es lo única cosa que sentirás.

Escuchando la profunda voz del hombre susurrando en su oído. Junsu gimió otra vez. Trató de mover sus manos pero fue imposible ya que estaban sujetas firmemente.

Los largos dedos del hombre empezaron lentamente a desabotonar los botones de quien tenía debajo. Junsu estuvo momentáneamente avergonzado, temeroso de revelar su propio delgado y débil cuerpo, tan diferente al de su misterioso amante. Aún el hombre parecía disfrutar tocando la piel de Junsu, suave como la más fina seda pero firme al mismo tiempo.

—Eres tan hermoso—, el hombre murmuró para sí. Deslizó sus manos hacia arriba por los costados de Junsu desde sus muslos por debajo de sus axilas.

—¡Ah… Ah!—, Junsu exclamó, escalofríos corriendo en su espina dorsal. El más ligero roce de las manos del hombre en su piel desnuda lo llevaba a alturas de casi insoportable placer—. Ohh…

—Eres tan sensible—, dijo el hombre.

Junsu gimió mientras el hombre rozaba su pulgar sobre los pezones rojo cereza que adornaban su pecho. No tenía idea de por qué se sentía así. ¿Era porque había estado hambriento por contacto físico por tanto tiempo? ¿O era la novedad de tener sexo con un hombre misterioso de quien ni siquiera sabía el nombre?

Junsu no sabía por qué, pero cada vez que el hombre lo tocaba, su cuerpo quemaba como si estuviera febril. Rápidamente se volvió duro y sus pezones se ruborizaron en rosa carmesí mientras el hombre los lamía con la lengua. Su ropa interior ya estaba vergonzosamente húmeda solo del roce del hombre en su pecho y con su posición atada retorcía su cuerpo incómodamente.

El hombre puso sus manos sobre las caderas de Junsu otra vez, quitando los pantalones y ropa interior de éste en un movimiento decisivo.

El miembro de Junsu erecto y necesitado. Extendiéndose hacia su blanco estómago.

—Pequeño deseoso—, dijo el hombre.

Junsu gimió.

—Parece que te gusta estar expuesto así—, dijo el hombre, su voz llena de diversión mientras molestaba a Junsu por su vergüenza.

Junsu no podía esconder el líquido que goteaba con descaro allí abajo.

—Sabiendo que estoy viéndote te excita, ¿no?—, preguntó el hombre.

—¡No!—, Junsu protestó tímidamente, tratando de darse vuelta—. ¡No mires!

El hombre se negó a permitir a Junsu oponerse—. Voy a hacerte sentir incluso mejor.

—¿Eh…, qué?—, Junsu gritó mientras las grandes manos agarraban ambas rodillas y las empujaba hasta abrirlas. Luego, ágilmente deslizó una almohada de plumas debajo de las caderas de Junsu, levantándolo hacia arriba.

—¡Unh!—, Junsu, con sus rodillas extendidas en invitación, gimió. Su obscenamente erecto miembro tembló. La almohada lo levantaba y colocaba todo de él abierto a la mirada del hombre, desde su rigidez al botón de su culo que se acomodaba entre dos firmes montones de carne.

—No—, dijo otra vez, avergonzado—. ¡No lo hagas!—, pero incluso mientras le preocupaba cuán humillado se sentía, la prueba de su deseo fluía desde la punta hasta toda la longitud de su erección, deslizándose todo el camino hacia su culo, imprimiéndolo de humedad.

—Qué encantadora vista—, dijo el hombre.

—¡Ohh!—, Junsu jadeó mientras el hombre rozaba la abertura de su humedad con un largo dedo y luego hundiéndolo adentro hacia el fondo. Un grito sofocado escapó de la boca de Junsu mientras la extraña sensación lo envolvía. Pero toda su resistencia se desvaneció un segundo después cuando el hombre envolvió sus labios alrededor del palpitante pene de Junsu, rítmicamente chupaba la sensitiva punta y luego hábilmente bañó la pequeña abertura allí con la punta de su lengua.

Al mismo tiempo, el dedo del hombre perezosamente hizo círculos alrededor del culo de Junsu, acariciando sus paredes internas, audazmente alcanzando más profundidad. El placer se desplazaba estrepitosamente dentro de todos los costados de Junsu, causándole mareo y totalmente incapaz de seguir protestando.

—¡Haa…! ¡Ah…! ¡Haaah!—, Junsu jadeó. La invasión adentro de su cuerpo ponía su mente totalmente en blanco, lo hacía caer presa de los deseos del hombre misterioso.

Cuando la punta de los dedos encontraron el punto especial escondido adentro, Junsu no pudo controlarse asimismo. Explotó dentro de la boca del hombre.

—¡Aa-aaahhh!—, gritó. Todavía intentaba recuperar su respiración cuando el hombre continuó acariciando y explorando las secretas profundidades del cuerpo de Junsu.

—¿Se siente bien?—, el hombre preguntó.

Junsu solamente pudo hacer otro gemido en respuesta.

Los ojos marrones del hombre se estrecharon en obvia satisfacción mientras retiraba sus dedos. Se posicionó asimismo entre las rodillas levantadas de Junsu.

—Esto se sentirá incluso mejor—, dijo.

Viendo el pene del hombre a punto de envestir adentro de él, Junsu se dio cuenta que no había vuelta atrás. No podía negarle al hombre misterioso su propia liberación. Pero Junsu, quien nunca había sentido ningún placer del todo del sexo anal, deseaba fervientemente que pudiera poner un alto a lo que estaba por venir a continuación. Y el extremadamente duro pene del hombre, el cual aún ahora empujaba contra la entrada de su ano, era definitivamente mucho más grande que el de los otros hombres con los que había estado.

—No—, Junsu dijo temerosamente—. ¡Yo…, yo no puedo! No hay forma de que…—, sabía que no tenía derecho a ser tan egoísta pero no podía evitar tratar de escaparse.

El amante anterior de Junsu se mostraba frustrado y despiadadamente golpeaba con fuerza dentro de Junsu, buscando su propia terminación. Junsu no tenía idea como este hombre misterioso, que lo había recogido por sexo, reaccionaría al rechazo. ¿Arremetería con violencia, también?

<<Yo hice esto>>, pensó Junsu. <<Ahora tengo que pagar el precio>>, se resignó asimismo a tratar con el dolor que seguramente vendría cuando el hombre, quien tenía firme control sobre las caderas de Junsu, se empujara dentro de su pequeña abertura.

—Tienes que relajarte—, dijo el hombre.

Junsu dejó salir un gran suspiro.

—No hay necesidad de estar asustado—, el hombre misterioso continuó—. No voy a hacerte daño.

A medida que lo decía, se facilitó hacia dentro gentilmente y empezó una serie de empujones poco profundos, permitiendo a Junsu acostumbrarse al movimiento.

Junsu jadeó.

—¿Qué me dices? ¿Se siente bien?—, el hombre preguntó.

—Unn…uh…—, el suave y gentil movimiento de cadera hacia a Junsu gruñir en alto, pero no de dolor.

­—Solo relájate—, el hombre hizo una pausa para dejar que el cuerpo de Junsu se abriera a él y luego empezó su tierna invasión nuevamente. El hábil cálculo de su movimiento era sorprendentemente tolerable.

Junsu continuó gritando. Mientras el hombre finalmente se hundía dentro sus mismas profundidades, Junsu sintió que sus caderas empezaban a estremecerse. Se empujaba a él mismo hacia arriba una y otra vez, disfrutando la dulce fricción. Una sensación que nunca había sentido antes estaba brotando dentro de su miembro.

Gimió otra vez, sorprendido por lo que estaba sucediéndole a su propio cuerpo. Tomó al hombre adentro más profundo de lo que hubiera imaginado posible, sintiéndose como que iba a romperse. Un extraño sentimiento enternecedor floreció dentro del él. Junsu se dio cuenta que era placer, una vez que el hombre empezó a moverse con sus caderas.

Mientras el hombre envestía adentro y afuera. Los adentros de Junsu gritaban de dicha. El estrecho deslizamiento era insoportable y maravilloso al mismo tiempo. Había pensado que su culo estaría en carne viva y adolorido pero no lo estaba. Cada movimiento estaba acompañado por húmedos sonidos eróticos.

—Aa…aaa…aahhhh…—, Junsu gritó, sorprendido por la sensación pura. Su cuerpo blanco pálido estaba doblado casi totalmente hacia atrás. Un extraño adormecimiento corrió a través de su torso desde sus caderas hasta su espina, y su piel estalló en piel de gallina. Nada importaba, salvo el sabor de este placer.

—Más, más—, suplicó, totalmente fuera de control. Quería ser tomado una y otra vez hasta que el fuego desarrollándose en él había sido extinguido.

Junsu terminó obteniendo incluso más de lo que había suplicado. Como si hubiera estado esperando solo por esas palabras, el hombre lo montó más duro, devorando a Junsu como una bestia hambrienta.

—Ya no lo resisto—, dijo el hombre con voz grave. Fue más rápido, perforando sin misericordia el interior Junsu. Cada vez que golpeaba ese sensible punto, Junsu sentía morirse.

—¡Ah…! ¡Ya...! ¡No puedo soportarlo! ¡Voy a desmoronarme!—, Junsu gritó. Era demasiado. No podía manejar el placer. Tenía miedo de romperse en pedazos.

No podía soportar más el sentimiento. Explotó de nuevo, su miel se vertía en chorros sobre su propio estómago y entre sus rodillas extendidas. Un segundo después, sintió una marea cálida en respuesta de su amante.

Una sensación diferente a cualquiera que hubiera conocido en la vida desbordaba sobre él, la mente de Junsu se fue totalmente vacía. Escalofríos destruían su obsceno cuerpo extendido, y se sentía estrujado y mareado con alivio.

Unas cuantas horas pasaron y la mañana del sábado amaneció.

Junsu se despertó en la gran cama, preguntándose cuánto tiempo había pasado desde que había dormido tan bien.

Cuando trato de recordar los eventos de la noche anterior, sus recuerdos se dispersaban y volaban allá de su entendimiento. Pero los vestigios y las marcas alrededor de sus caderas elocuentemente expresaban lo que había ocurrido.

La persistente desesperación y el propio odio que había estado con él hasta ayer habían desaparecido en la luz de la mañana.

<<De ninguna manera>>, pensó. <<Esto tuvo que ser un sueño>>.

El hombre misterioso, quien había estado compartiendo el sueño con él, todavía estaba en la habitación del hotel, de espaldas a Junsu, mientras se miraba en el espejo y enrollaba su corbata cerca de su cuello.

—¿Estas despierto?—, preguntó.

Lucía aún más perfecto y tentador en la luz del día. Su postura denotaba un encanto maduro.

<<No puedo creer que un tipo así estuviera conmigo anoche>>.

Avergonzado, Junsu encontró la mirada del hombre en el espejo y jaló las sábanas hacia su nariz para esconder sus mejillas coloradas.

El hombre sonrió y se aproximó a la cama.

—Adelante, duerme poco más—, dijo—. Puedes usar la habitación hasta las 13hs.

Junsu vio al hombre recoger su saco y fue atraído por el nuevamente. Hizo ademán de irse y Junsu se dio cuenta que no tenía intención de revelar su nombre. Probablemente no vio la necesidad de divulgarlo a alguien que había recogido en un bar en la media noche y con quien tuvo sexo de una sola noche, Junsu no podía soportar el pensamiento de separarse de esa manera. Aunque sabía que podría sonar molesto. Decidió que tenía que preguntar.

—Umm…—, dijo sin pensar extendiendo su mano y agarrando el dobladillo del traje del hombre. El hombre lo vio por encima de su hombro y volteó su mirada chocolate hacia Junsu.

Junsu reunió coraje y continuó—. Uh… Por favor, ¿me dirías tu nombre?

El tiempo que le tocó al hombre abrir su boca y responder parecía increíblemente largo. Junsu sabía que estaba fuera de su elemento pero tenía que arriesgarse.

Las palabras del hombre, cuando salieron, no fueron la respuesta a la pregunta de Junsu.

—Reservaré esta habitación para la misma hora la próxima semana.

—¿Heh?

—Si te apetece, pasa por aquí—, el hombre dijo simplemente y dejó la habitación, dejando a Junsu solo con sus pensamientos.

Verdaderamente el mundo era un lugar diferente de lo que lo había sido solamente ayer.

<<La próxima semana…, a la misma hora…, en esta habitación>>.

Junsu agarró sus rodillas y las apretó contra su pecho, las palabras del hombre hacían eco en su cabeza una y otra vez.

Era de mañana en las oficinas centrales de Dai Tech Corea, una gran compañía comercial que trataba con importaciones extranjeras.

Para cada trabajador asalariado, la mañana de los lunes traía una punzada de infelicidad. Kim Junsu cuyo tiempo con Dai Tech pronto se extenderían a tres años, estaba pasando parte de ese tiempo en una habitación subterránea de consulta enterrado bajo una enorme montaña de papeles.

—¿Dónde están el resto de esos papeles de 1960?—, murmuró. Aquí en el segundo nivel del sótano, no había nadie que escuchara a Junsu quejarse sobre su horrible trabajo. Considerando cuánto odiaba este trabajo, tendría probablemente sentido solo renunciar. Pero hacerlo sería como admitir que había cometido un error y eso era difícil de soportar para Junsu.

Después de graduarse de la Universidad, Junsu había decidido tomar un trabajo en Dai Tech porque había estudiado en el extranjero y sabía un poco sobre lingüística. Tratar con ciudades extranjeras sonaba interesante pero después de su orientación, había sido asignado no a la división de ventas, sino
a la división secretarial en el departamento de asuntos generales.

Aunque había empezado como el hombre más bajo en la jerarquía, uno de los presidentes de sección se había fijado en Junsu. Había terminado pasando varios días ocupado en el nivel más alto de la compañía, observando la magnífica vista del escenario central. La mayoría de los nuevos empleados tenían que pasar un período de tiempo haciendo trabajos serviles pero Junsu se había disparado a la cima relativamente rápido.

La razón por la cual había caído tan bajo ahora era su ilícita aventura amorosa con Park Yoochun, quien había sido transferido de la sucursal de Dai Tech en LA el año pasado, y se había convertido en el presidente de la división secretarial.

—Todos en LA amaban hablar contigo por teléfono—, dijo Yoochun—. No solo porque eres fluido sino por tu voz que es tan sexy. Verte en persona me hace pensar que habrá algunos beneficios extras al ser transferido aquí.

Recordando ahora, Junsu podía claramente ver que engañoso era realmente ese piropo.

De alguna forma, Junsu todavía se comportaba como un ingenuo estudiante de universidad. Se llevaba bien con las personas, hacia su trabajo eficientemente y era inteligente. El treintañero Yoochun, quien deseaba alcanzar la misma cima, le había parecido glamoroso y atractivo. Probablemente había caído en los trucos de Yoochun porque había estado recién salido de la universidad y no había sabido mucho del mundo. Y tal vez era solo porque Junsu, como un idiota, siempre se las arreglaba para recoger perdedores.

Mientras hacía horas extras una noche en la oficina, Junsu había cedido a las flamantes invitaciones de Yoochun. Por un año entero, habían ocultado la relación homosexual entre el jefe y su empleado del resto del departamento, lo cual no había sido una hazaña pequeña. Junsu había sido fiel a ambos; Yoochun, su jefe y Yoochun, su amante. Su oculta relación había llenado sus días con conmovedora felicidad.

Así es, había sido feliz hasta hace un mes cuando un día Yoochun dejó caer la bomba sobre él.

<<Qué estúpido>>, pensó Junsu mientras los dolorosos recuerdos lo ahogaban nuevamente.

Hace tres meses, Lee Minho, el presidente de Dai Tech, de repente falleció a la relativamente joven edad de 57 años. La sorpresa lanzó a la compañía dentro de un caos. El equipo secretarial de Junsu, quienes habían atendido al presidente, habían estado inundados por demasiado trabajo que apenas tenían un momento para respirar.

Durante esos días agitados, Yoochun había estado secretamente inventando un plan que le traería el ascenso que tan fervientemente deseaba. Cuando lo puso en práctica, Junsu quedó completamente devastado.

Lee Jihye, la única hija del presidente, había estado perturbada por la muerte de su padre. No mucho tiempo después, ella y Yoochun se habían comprometido.

Por años, la misma familia había dirigido Dai Tech así que perder a Lee había sido un golpe terrible. Su predecesor, Lee Hyunjae estaba todavía vivo, pero a los 85, era demasiado viejo para querer tomar las riendas otra vez.

Formalmente adoptó a Jihye como su heredera y comenzaron a hacer planes para el futuro.

Para un hombre hambriento de poder como Yoochun, tomar ventaja de una mujer estudiante de universidad de veinte años era como robarle un caramelo a un niño.

Así que Yoochun había abandonado a Junsu. Incluso si Junsu hubiera sido un potencial obstáculo en su camino hacia el éxito, le pareció excesivamente cruel que Yoochun lo degradara a este estúpido trabajo. Junsu cayó de la oficina presidencial en la cima de la planta a la sala de consulta del sótano. No había necesitado de más pruebas de cómo se sentía Yoochun respecto a él.

Hasta la semana pasada, había estado deprimido, convencido de que no tenía suerte con los hombres y había estado lleno de resentimiento hacia su trabajo sin futuro. Pero esta semana, se sentía como un hombre nuevo.

Obviamente, el cambio en él podía solamente haber sido causado por una cosa: la noche surrealista que había pasado con un hombre misterioso de quien no sabía siquiera el nombre.

Solo y rodeado de polvosos papeles, Junsu descansó su barbilla en sus manos, se preguntaba cómo esto podía haberle pasado a él. Estaba agradecido que nadie estuviera alrededor para verlo mientras ignoraba su trabajo y obsesivamente repetía las escenas de la noche del viernes. Las hermosas manos del hombre y sus largos dedos. Su dulcemente seductiva voz. Su elegante pecho, marcado con tensos músculos…

<<Ah…>>, Junsu pensó silenciosamente. Detrás de sus párpados cerrados, fragmentos esos recuerdos se levantaron y luego flotaron lejos. Casi podía imaginar que era inmovilizado por eso ojos color chocolate. Calor empezó a juntarse en las profundidades de su cuerpo. Era vergonzoso acordarse de alguna de las cosas que habían ocurrido mientras estaba atado sobre la cama.

—Ser penetrado antes, nunca se había sentido así—, musitó. La vergüenza lo hizo ruborizarse todo el camino hacia su nuca. Junsu enterró su rostro en sus manos.

Hasta ahora, el sexo anal había sido algo que simplemente toleraba por el bienestar de Yoochun. Mientras Yoochun había estado envistiéndolo, perdido del mundo, Junsu había desarrollado el hábito de trabajar su propia rigidez solo para distraerse a él mismo del dolor y la incomodidad. Disfrutaba tener su culo acariciado con los dedos o una lengua, pero no podía obtener ningún placer de la penetración misma. Junsu apenas podía creer que se había venido sin acariciarse él mismo, que se había sentido tan bien.

<<Supongo que eso es lo que las personas se refieren cuando hablan sobre química física>>, pensó. Imágenes pornográficas llenaban su cabeza y lo hacían recordar la feroz pero amable y hábil forma que el misterioso hombre lo había sostenido.

Junsu sabía que su relación no se suponía que durara, pero una noche no parecía casi suficiente para saciar su pasión. Suspiró, recordando.

Por supuesto, tenía la oportunidad de hacerla durar más que solo una noche.

<<Reservaré ésta habitación para la misma hora la próxima semana>>, el hombre había dicho. <<Si te apetece, pasa por aquí>>.

Sin siquiera divulgar su nombre, el hombre se había marchado.

<<Debo haberle gustado>>, Junsu pensó. Pero era difícil entender qué era lo que el hombre estaba pensando. “Si te apetece, pasa por aquí” debe significar “Si tienes ganas de dormir conmigo otra vez”. Solo pensar repetir la actuación hacia latir con fuerza su corazón.

Ceder ante la lujuria no solo una vez, pero dos veces con un hombre que lo había recogido en un bar no era algo con lo que Junsu se sentía particularmente cómodo. Junsu no era un gigoló pero él se había acostado con hombres que terminaron siendo un error. Tener un “amigo para sexo casual” era impensable para él. Dormir con un hombre cuyo nombre ni siquiera sabía era incluso peor.

<<No puedo>>, tembló, sacudiendo su cabeza vehementemente. <<Sería un error>>

Había estado deprimido y miserable, y había cedido a la tentación. Pero si lo hacía una segunda vez, ya no sería capaz de inventarse excusas para él mismo.

Ser abandonado por Yoochun y luego sufrir desgracia en el trabajo lo había hecho ceder a la desesperación y odio asimismo.

Era un gran idiota. Era probablemente mejor descartar la noche con el hombre misterioso como un error y actuar como que nunca había sucedido.

Junsu agarró su cabeza. <<¿Qué debería hacer?>>

Entre más pensaba Junsu sobre olvidar al hombre, más vividas y constantes aparecían en la mente de Junsu los recuerdos de su noche juntos y los sentía marcados en su cuerpo, haciéndolo gemir en alto.

La mente de Junsu volando a kilómetros de ahí. Abrazó sus brazos cerca de su cuerpo. Detrás de sus cerrados parpados, ojos de un hermoso color chocolate lo miraban a él. No había forma que fuera a ser capaz de fingir que la noche del viernes nunca había sucedido. Era la primera vez en su vida que él había tirado todas sus restricciones y entregado asimismo dispuesto al deseo y al puro placer.

Sabiendo que tenía una segunda oportunidad para probar la dicha, ¿cómo podía olvidar cuán bien habían estado juntos?

<<¡La próxima semana… a la misma hora… en esta habitación!>>

La invitación del hombre a una segunda cita secreta sonaba en la cabeza de Junsu una y otra vez, constantemente tentándolo. Encerrado solo en una habitación del sótano, donde el tiempo cesaba de tener algún significado, Junsu se consumía ante la ansiedad.

**
Nota: Disculpen, no tuve mucho tiempo para corregirlo >< Cuando esté más libre procuraré echarle una revisada como corresponde ;)


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12 comentarios:

  1. muy interesante esta adaptacion me gusto , a si que a es perar por otro capitulo,gracias mery

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  2. Andrea plz~7/2/14, 2:44

    ME ENCANTA!!!

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  3. Pobre Junsu que mal lo ha pasado que ese malvado de Yoochun. Espero su corazoncito pronto lo pueda olvidar y que no sea tonto y disfrute de esa proxima noche cohibirse. Espero impaciente el proximo capitulo besooos.

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    1. Pronto subiré el siguiente y veremos lo que ocurrirá con nuestro pobre Susu

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  4. OH! o_o interesantísimo!! a ver cuando publicas el siguiente juasjuasjuas!!

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  5. o.o esta muy buenooooo, pero porq aquel hombre no le ha dicho su nombre, en todo caso creo q junsu tapoco le dijo su nombre xdDDD esta muy bueno

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  6. Oohhh, esperaré con ansias el siguiente capitulo... Yunho se ve super sexy.. ¡animo Su! Ese Yoochun no te merece.

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    1. Me alegra te haya gustado, ya pronto subo el siguiente >.<

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